En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.
(Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:
- ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?
Él les contestó:
- Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
- Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte»; en cambio, vosotros decís: si uno le dice a su padre o a su madre: «Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo», ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.
Comentario del Papa Francisco
En el Evangelio, Jesús encuentra gente que tiene miedo de ponerse en camino y que se conforma con una caricatura de Dios. Es un documento de identidad falso. Estos no-inquietos han hecho callar la inquietud del corazón, pintan a Dios con mandamientos y se olvidan de Dios: “Dejáis el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres”, y así se alejan de Dios… Ponte en camino y tendrás conocimiento de tu identidad, porque tú eres imagen de Dios, estás hecho a semejanza de Dios. Ponte en camino y busca a Dios.