Usted está aquí

¿Cómo interpretar la Biblia?

A la hora de interpretar el texto bíblico son varios los factores que debemos tener en cuenta. Ya hemos visto que para transmitir la Palabra de Dios se han utilizado diversos géneros literarios. Es indispensable comenzar por averiguar en cuál de ellos se enmarca el texto que queremos interpretar.

De la misma forma debemos averiguar el sentido del texto. Aunque los estudios modernos y contemporáneos han adoptado “nuevos medios y ayudas a la exégesis”, en palabras del papa Pío XII, las bases fijadas por los Padres de la Iglesia y por la Iglesia medieval siguen

siendo el asiento de las investigaciones sucesivas que se han hecho hasta nuestros días para comprender el verdadero significado de la Biblia.

Sentido literal

Existen dos sentidos básicos de la Escritura: el literal y el espiritual. El sentido literal se refiere al significado de las palabras en sí mismas. Lo que el autor pretendía expresar directamente. Conviene aquí señalar que literal no significa literalista o textual o ‘al pie de la letra’, error cometido por los fundamentalistas. Es preciso interpretar el texto en su contexto. Dada la antigüedad de la Biblia y la lejanía del tiempo en que fueron redactados los diversos libros, para averiguar la intención del autor hay que realizar un estudio cuidadoso del texto, usando diferentes herramientas como análisis gramaticales, contrastes arqueológicos, investigaciones históricas, sociológicas, antropológicas, etc.

Sentido espiritual

Por su parte, el sentido espiritual es el expresado por un texto bíblico cuando se lee a la luz del Espíritu Santo en el contexto de la obra salvífica de Cristo. Por ejemplo: Jesús, una vez en la cruz, citó los versos del salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. El sentido literal de este pasaje es que el autor clama al cielo en un momento de dolor. El sentido espiritual nos lleva a ver a Cristo en la misma línea del rey David, el autor de este salmo. Jesús es el Mesías que vendría un día del linaje davídico. A su vez, el sentido espiritual se puede expresar de tres formas distintas:

_ ALEGÓRICO: los autores escribieron algo en el pasado, pero que hace referencia de forma velada al futuro. Por medio de la interpretación se desentraña el significado que va más allá de las palabras escritas. Esto lo hallamos presente en textos del AT y del NT, si bien aquí debemos introducir una excepción. Cuando los textos veterotestamentarios nos

presentan personajes o imágenes que se corresponden con alusiones a Cristo, entonces lo llamamos “tipología”. Así, el cruce del Mar Rojo es visto como arquetipo del Bautismo; Isaac cargando la leña para su sacrificio es imagen de Jesús cargando la cruz hacia el Calvario.

_ MORAL: contempla los acontecimientos narrados como una lección que nos conduce a obrar con justicia. Así, el arrepentimiento de David tras haber matado a Urías, esposo de la mujer con la que el rey cometió adulterio, nos enseña que Dios siempre perdona si hay auténtico arrepentimiento.

_ ANAGÓGICO: a través de diversos acontecimientos bíblicos se nos muestra cómo será el cielo. Así, la multiplicación de los panes nos habla de la vida eterna como abundancia de cosas buenas.

Por tanto, es necesario que prestemos atención a lo que el texto significó, sino también a lo que el texto significa para la comunidad creyente. La Biblia es Palabra de Dios siempre viva. Si, para su estudio (exégesis) no es necesaria la fe, sí para su correcta interpretación (hermenéutica). Continuamos caminando entre el sentido literal y el espiritual del texto, mientras nos esforzamos en saber lo que nos dice hoy a cada