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Cómo hacer buenas amigas, buenos amigos

Esos momentos de reflexión deben servir también para pensar sobre aspectos prácticos acerca de cómo concretar posibles iniciativas con las que las/los hijas/jos configuren su carácter.

Voy a centrarme en cómo hablar con los hijos acerca de la amistad. Me parece importante transmitir que la amistad lleva a desplazar el foco de atención de mi yo, al tú.  Lleva a querer lo mejor para la amiga, el amigo. Y lo mejor que nos puede pasar es disfrutar eligiendo hacer el bien. De esta forma nos ayudamos a mejorar como personas. Por contra, los amigos, amigas, que se unen para hacer el mal se convierten en cómplices. Y un/una cómplice induce a que te deteriores como persona.

En esas conversaciones, también se deben sugerir ideas para que los hijos puedan tener referentes a la hora de hacer buenas amigas, buenos amigos. Por ejemplo comentar…

…Que deben evitar juzgar y criticar porque, al hacerlo, pueden hacer mucho daño por lo que, los demás, se distanciarían de ellas/ellos o les harían el vacío.

…Que tengan la iniciativa de invitar o de llamar por teléfono (sin ser cargantes) para quedar un sábado o pasar la tarde juntas/tos.

…Que trate de ser amable aunque otras, otros, no se lo merezcan. Es un modo de deshacerse de los enemigos convirtiéndolos en amigas, amigos. Tienen que saber que no se nace “cayendo bien” a la gente y que ayuda mucho el esforzarse, sonreír y cuidar los modos.

…Decirles que la simpatía, generosidad, lealtad y la persona ilusionada atraen, mientras que la antipatía, tacañería, deslealtad y la persona amargada repelen.

…Que sepan ser incluyentes. No basta con tener un buen grupo de amigas, amigos. Deben dar un paso más: fijarse en compañeros, compañeras, de su curso que estén aislados y acogerlos en el grupo. 

…Que procuren ser personas que mejoran la forma de ser de los que están a su lado porque animan, van por delante, son alegres, etc.