Los mejores propagandistas de la revista sois los actuales suscriptores y lectores, ya que la conocéis bien y sabéis de los frutos, que os aporta ser devotos de San Antonio de Padua.

ine-height: 150%;background:white'>No debemos abandonar la idea de difundir la revista entre nuestros familiares y amigos. Bien sabéis que siempre se ha mantenido la suscripción a un precio muy asequible (actualmente 12 Euros – Benefactor 20 Euros).

Son muchísimas las familias que no reciben una revista en casa y, todos somos conscientes, que la lectura de EL PAN DE LOS POBRES nos aporta formación e información católica, imprescindible para mantenernos en la Fe y aumentar nuestros deseos de estar junto a Dios y la Iglesia, en nuestra vida diaria.

Animar a los párrocos y sacerdotes scriptores y lectores, ya que la conocéis bien y sabéis de los frutos, que os aporta ser devotos de San Antonio de Padua.

Recibir en España un “Busto relicario de San Antonio” gracias a la colaboración de padres conventuales del Monasterio de Arcella (Padua) con la Obra de EL PAN DE LOS POBRES, es una gran oportunidad para difundir la devoción a este santo universal y poder, además de recibir, por su intercesión, tantas gracias de Dios ¡como necesitamos!

Los mejores propagandistas de la revista sois los actuales suscriptores y lectores, ya que la conocéis bien y sabéis de los frutos, que os aporta ser devotos de San Antonio de Padua.

Abonar la suscripción a la revista es muy importante la buena administración de una obra como EL PAN DE LOS POBRES, que depende muchísimo de que sus amigos y bienhechores estén al día en el pago de sus suscripciones.

La importancia de orar por los difuntos

A todos os agradecemos el apoyo a esta obra de Caridad espiritual (orar por los difuntos) y material (ayudar a nuestros sacerdotes).

Misa ordinaria: 10 Euros. Misas Gregorianas (30 misas durante 30 días seguidos): 360 Euros/tanda.

La capacidad de predicador de San Antonio, puesta de manifiesto en la famosa reunión de dominicos y franciscanos en Forlí, por Septiembre de 1221, en la que tuvo que intervenir a petición de su Superior Fray Graziano, iba a dar un giro completo a su vida religiosa, ya que los franciscanos comprendieron que, entre ellos, había surgido un gran predicador y teólogo. Así se lo comunicó Fray Graziano al Vicario general, Fray Elías.