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Cogiendo flores

Cogiendo flores

Los niños se han detenido en el camino, a la vuelta de la escuela, para recoger algunas flores y formar coloridos ramilletes que alegren sus casas.

La cartera de cuero, la pequeña pizarra y el cuaderno yacen sobre la hierba, junto al muchacho que sentado con despreocupación observa cómo las niñas se afanan en la entretenida tarea. Dirige la operación la mayor que, rodilla en tierra, va clasificando los manojos que le van trayendo en el regazo forma20130701-cogiendo-flores-joseph-jos-julian-1890-1910-2do con sus delantales.

A un lado, la cesta grande con la merienda parece relegada por unos momentos ante la emoción que se ha apoderado de ellos.

Inocencia, calma, alegría, simplicidad, son algunos de los valores fundamentales que impregnan el aprendizaje de la vida de estos niños, tan diferentes y cuánto más felices de los que a nuestro alrededor crecen postrados ante la televisión, o hipnotizados con los juegos virtuales de las maquinitas y consolas.

El sol luce brillante en este final de tarde primaveral. A lo lejos, la torre de la iglesia, con su campanario, recorta su robusta silueta sobre el cielo azul, extendiendo su bendición por los alrededores, El intenso olor de los campos de cebada, ya madura, se mezcla con el frescor de las hierbas, perfumando los caminos. Y  el canto de una alondra invisible rompe el silencio intensificandola atmósfera que reina de profunda paz.

Recoger las flores parece ser lo más importante en este momento, aunque mañana estén marchitas. Ellas dan todo lo que tienen hoy, felices de existir bajo la mirada de Dios (si se puede hablar así de las flores).

V I D A

Joseph Jos Julien (Bélgica, 1890-1910) se especializó en escenas de género, plasmando la vida ruda y poética del campo, en las cosechas o con los animales, o deteniéndose en detalles encantadores como el del cuadro que nos ocupa. Aunque poco se sabe sobre su formación artística, por el estilo y la elección de los temas, se le vincula estrechamente con las artistas realistas Julien Dupré (1851-1910) y Georges Laugée (b. 1853). Las figuras que Joseph Julien pinta están llenas de acción y sus cielos se presentan con frecuencia poblados con nubes, lo que da una importante sensación de movimiento al lienzo.