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Celda de San Pedro de Alcántara en el Palacio de Oropesa

Esta modesta celda fue alcoba y oratorio de San Pedro de Alcántara (1499-1562). Amigo y confesor de los condes de Oropesa, quienes incluso le confiaron la educación de sus hijos. Pasó grandes temporadas en este Palacio. Dispuso de la extensa biblioteca condal, que le ayudo a escribir obras como el Tratado de Oración y Meditación. San Pedro solicitó a los condes que su alcoba fuera la más modesta de la mansión. Aquí reposaba sobre una tarima de madera, oraba ante un sencillo crucifijo y se alimentaba siguiendo un estricto régimen a base de pan y agua. En 1968, el arzobispo de Toledo calificó la celda como oratorio, concediendo así permiso para celebrar en su interior la santa misa.

San Pedro de Alcántara

Nace en Alcántara (Cáceres) en el año 1.499 y se le impone el nombre de Juan de Sanabria.

Entre los años 1.511 y 1.515 estudia en la Universidad de Salamanca. Toma el hábito Franciscano y le destinan al Convento de San Francisco de Belvís de Monroy, durante 3 años. Pasando posteriormente al Convento de San Gabriel en Badajoz.

Viajero infatigable, recorre los caminos de Castilla, Extremadura y Portugal, donde funda y reforma conventos, contando con el apoyo del Rey de Portugal y la nobleza Castellana.

Nombrado Comisario General de la Orden Seráfica, ayudó a Sta. Teresa de Jesús a fundar el primer Convento Carmelita en Ávila. A su regreso pasó por el Convento de Viciosa en Plasencia, donde enfermo de gravedad. Enterado el Conde de Oropesa de su enfermedad, fue a por él y le hospedó durante un tiempo, en este Palacio, viendo que no mejoraba y su final era eminente, pidió San Pedro al Conde que le trasladase a la Villa de Arenas de San Pedro, donde falleció el día 18 de octubre de 1.562.

Dos palabras definen su vida, pobreza y eternidad. La primera es el camino y la segunda la meta.

El castillo de los Álvarez de Toledo

El castillo de Oropesa data de los siglos XII y XIII y fue construido por los árabes probablemente sobre una construcción romana anterior. Las primeras notas ciertas sobre este castillo se remontan al reinado de Alfonso X El Sabio, en el siglo XIII.

La villa de Oropesa y su castillo fueron cedidas en 1355 a García Álvarez de Toledo, que fue maestre de la Orden de Santiago. En 1402 se construye el Palacio Nuevo. Durante cuatro siglos la casa de Álvarez de Toledo fue la titular del condado de Oropesa.

El Castillo de Oropesa resultó muy dañado tras el saqueo que sufrió por parte de tropas francesas en 1808 en el contexto de la Guerra de la Independencia Española.

El señorío despareció totalmente tras la Constitución de Cádiz en 1812. Los duques de Frías vendieron entonces el palacio al Ayuntamiento, que lo usó como coso taurino. Adquirido posteriormente por el Estado español, fue declarado Monumento Nacional en 1926 e integrado en la Red Nacional de Paradores de Turismo en 1930.