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Casa y cueva del Padre Palau - Aitona (Lérida)

A escasos 30 minutos de Lérida de Lérida se encuentra Aitona, pueblo natal del beato Francisco Palau. Había estudiado en el seminario diocesano de Lérida. Profesó solemnemente como carmelita en 1833. Eran tiempos de persecución religiosa en España. Prosiguió sus estudios de teología en el Convento de San José en Barcelona, que un par de años después sería incendiado junto con otros conventos y casas religiosas. El padre Palau ayudó en la huida a uno de los ancianos ciegos de la comunidad. Fue entonces cuando se refugió en su pueblo natal, alternando el ascetismo propio de la vocación carmelita con actividades apostólicas.

Su casa natal fue celosamente conservada por sus familiares, manteniéndola como un recuerdo explícito de este miembro eminente de la familia. La Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas, fundada por él, la adquirió en octubre de 1975 y desde 1982 está habilitada para su visita. Se procuró darle la sobriedad que requería, conservando todo aquello que era de la época del Padre Palau, acomodando el resto al estilo del tiempo. En el espacio destinado a la oración hay un cuadro de la Virgen de la Virtud del pintor Federico Laorga. La fachada principal fue ennoblecida con un escudo carmelitano, labrado en piedra natural de la comarca de Lérida.

A poco más de dos kilómetros, a las afueras de Aitona, se encuentra la cueva adonde solía retirarse. El terreno de la Cueva fue siempre un punto de referencia para las religiosas de la Congregación, permitiéndoles conectar con la vocación contemplativa y solitaria de su fundador. Este lugar ofrece a cuantos se acercan a él, un clima adecuado para el silencio y oración.

Avatares de su vida

En 1840, cruzó los Pirineos para vivir en el exilio en Francia durante once años hasta 1851. Durante esta época, su forma de vida llamó la atención de las autoridades civiles y eclesiásticas. A la vez que fue admirado por las gentes sencillas y parte de la nobleza hasta ser reputado como santo. Volvió a España en 1851, siendo nombrado director espiritual de los ordenandos en el seminario diocesano de Barcelona. Creó la Escuela de la Virtud, catequesis para adultos que fue cerrada dos años después por el gobierno liberal, siendo desterrado a Cartagena. Permaneció en el destierro durante seis años. Encontró un islote cerca de Ibiza, llamado Es Vedrá, donde se retiraba temporadas. En 1860-1861 reorganizó a los ermitaños de san Honorato de Randa en Mallorca.

En 1868, inició en Barcelona la publicación semanal El Ermitaño. También ejerció como exorcista, llegando a concebir el proyecto de fundar una Orden de exorcistas y presentó al Concilio Vaticano I un amplio escrito sobre este tema, entregando un ejemplar a cada uno de los Padres Conciliares de lengua española.

Falleció a los 61 años, en Tarragona, el 20 de marzo de 1872.

Sus fundaciones

La rama masculina existió hasta la Guerra Civil Española, a la que solo sobrevivieron unos pocos hermanos terciarios. La rama femenina continúa hasta nuestros días en dos congregaciones: las Carmelitas Misioneras Teresianas y las Carmelitas Misioneras.

Datos útiles:

– Carmelitas Misioneras Teresianas (Aitona) Tel.: 973 794 883.