Usted está aquí

Benedicto XVI: Caritas in veritate

Escritor

Al igual que lo hiciera éste, Benedicto XVI dio de lleno en el blanco cuando identificó el origen de la crisis económica con la ambición, ya que las entidades financieras han especulado con un dinero que no existía (nn. 21 y 65). La encíclica consta de seis capítulos, más una introducción y una conclusión; aborda toda la cuestión a nivel mundial, tratando de nuevo sobre el desarrollo de los pueblos. Del mismo modo que lo hiciera su predecesor San Juan Pablo II, advierte de los atentados contra la vida humana, entre ellos el tan extendido del aborto, y establece la importancia del respeto debido a ella como uno de los fundamentos más esenciales para la convivencia y el verdadero desarrollo (n. 28). Al principio del capítulo tercero ofrece una explicación muy clarificadora de algunos conceptos fundamentales: la realidad del pecado original, la esperanza, la caridad, la verdad, la justicia conmutativa, la justicia distributiva, la justicia social, el mercado, etc.

Santos del sindicalismo: el Beato José Gafo

          Es oportuno resaltar tres figuras del siglo XX que dedicaron gran parte de sus esfuerzos a la causa del sindicalismo obrero y que han alcanzado el honor de los altares en la Iglesia Católica: el jesuita chileno San Alberto Hurtado Cruchaga, el dominico español Beato José Gafo Muñiz y el sacerdote polaco Beato Jerzy Popieluszko.

          Por orden cronológico, el primero es el asturiano Beato José Gafo (1881-1936). Ingresó en la Orden de Predicadores a los quince años de edad y adquirió la sólida formación filosófica y teológica de cuño tomista característica de los dominicos. Pronto se inclinó a la temática social y al sindicalismo, siguiendo los pasos de otro notable dominico, el P. Pedro Gerard (1871-1919).

El P. Gafo siguió en parte sus planteamientos pero se distanció después. El P. Gafo sostuvo lo que denominó “tradicionalismo social”, si bien se inclinó a crear sindicatos no confesionales (aunque sí de inspiración católica; en la aconfesionalidad se apartaba del P. Gerard) con el fin de atraer más fácilmente a las clases trabajadoras a su seno, y se abrió a los contactos con el mundo sindical y obrero de la izquierda, participando incluso en algunas reuniones. Utilizó expresiones como “democracia orgánica” y “sindicato vertical” (la primera también era característica en ciertos ámbitos de la izquierda), luego empleadas en época de Franco.

Su talante fue más político que el del P. Gerard: en un principio se vinculó al maurismo (de la derecha de Maura) y a la primitiva “democracia cristiana”; apoyó incondicionalmente la Dictadura del General Primo de Rivera, en la que fue miembro del Consejo de Corporaciones y promovió la fusión con el sindicato socialista “Unión General de Trabajadores” (U.G.T.) en el marco del corporativismo del régimen. Impulsó también la unión con el “Sindicato Libre de Cataluña”, propiamente carlista.

Durante la II República propuso la creación de sindicatos profesionales y fue elegido diputado por Navarra en una lista electoral tradicionalista-carlista, en representación de los sindicatos católicos. En 1932, después del fallido golpe de Estado del General Sanjurjo, fue internado en el penal de Ocaña, donde trabajó a favor de los presos y desarrolló una importante actividad apostólica entre ellos. En 1934 firmó el manifiesto del “Bloque Nacional”, pero luego quedó desencantado por las actitudes políticas y sociales de las derechas, no simpatizó con las tendencias fascistizantes y se apartó de la política en 1936. Siendo superior del convento de Santo Domingo el Real de Madrid, fue detenido por la brigada socialista “Amanecer” e internado en la Cárcel Modelo de Madrid, donde fue asesinado el 4 de noviembre de 1936. Fue beatificado en 2007 por Benedicto XVI junto con otros 497 mártires de la persecución religiosa bajo la II República. Su cuerpo se encuentra sepultado en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.