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Ayamonte: La pesca del atún

Ayamonte: La pesca del atún

CON “Ayamonte: La pesca del atún” Sorolla cumple su compromiso con Sir Archer Huntington, de la Hispanic Society, de pintar setenta metros de lienzo, reflejando su “Visión de España”. En total, catorce paneles. Éste, de casi cinco metros de largo, es el último que realiza y puede considerarse su síntesis y obra cumbre. Será también su último trabajo. Pues el cansancio y agotamiento, que ya acusaba, terminó con él pocos años después. ¿Qué vemos en “La pesca del atún” que tanto nos fascina? Luz, sobre todo luz. Luz vestida de blanco y azul, como le gusta a Sorolla. Luz que se refleja en las plácidas aguas de la ancha  desembocadura del Guadiana, y ciega. Luz que ilumina y descubre la ribera portuguesa en el horizonte. Luz que se estampa en la toldilla quebrantándose en tonalidades amarillas para bañar suavemente toda la escena. Luz de plata en el frío lomo de los pescados, que aviva el rojo de la sangre esparcida por el suelo de la almadraba. Es la luz de la primavera en las costas del sur, frente a África, que despierta ahora este movimiento febril en la población: llegan los grandes atunes y la pesca hoy ha sido abundante. En el centro, tres hombres arrastran un ejemplar gigante, para colocarlo ordenadamente junto a los otros que reposan alineados. A la izquierda, un grupo de pescadores portugueses ataviados con trajes típicos aguardan tranquilos su turno: el despiece y salazón.

Abajo, en el muelle, un hombre revisa otro grupo de atunes en compañía del que tal vez sea el capitán de la Almadraba, de blanco y con sombrero de ala, jefe indiscutible de20120809-ayamonte_la_pesca_del_atun-joaquin_sorolla_-ag-sept_ii los pescadores, que al

compás de sus órdenes cerca de 200 hombres, distribuidos en diversas barcazas, habrán ido alzando, rítmicamente, con fuerza y al tiempo, el pesado entramado de redes con los atunes cautivos. ¡Es la fuerza del trabajo en equipo! Hasta los tres marineros que conversan animadamente a un lado, vestidos impecablemente de blanco, contrastando con las rudas y sudorosas ropas de los que se afanan bajo la toldilla, ¡hasta éstos!, aportan con su presencia cierta contribución a la faena.

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También, en el plano de la salvación eterna, Dios quiere que trabajemos en equipo. Así lo ha dispuesto: ¡Nadie se salva ni se condena solo! ¡Quiere que nos salvemos en racimo! Por eso llamó a los doce apóstoles y los mandó predicar el Evangelio por toda la Tierra. Por eso inspiró a San Ignacio de Loyola para que fundara la Compañía de Jesús, o a San Francisco de Asís, a San Bernardo, a Don Bosco y a tantos y tantos otros. Trabajar en equipo, dejando a un lado protagonismos, rencillas y pequeñeces, nos hace mejores y produce más resultados.

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DE LAS CARTAS DE SOROLLA A SU MUJER, DESDE AYAMONTE

“...Ayamonte es exacto de color y construcciones a Tetuán, iguales pisos, sólo faltan los moros. Yo espero que dentro de pocos días tendré el asunto bueno para mi cuadro, porque aquí se pesca el atún en grandes cantidades, además tengo enfrente Portugal, separándoles el río Guadiana que tiene kilómetro y pico de ancho, hermoso, estupendo, y toda la ribera de Ayamonte tiene barcas, vapores, lanchas, etc, infinidad de vapores pequeños y gasolineros transportando continuamente gentes de Portugal a España, y ésto es lo que yo quisiera ver de realizar...”

“Ayer llegué a la orilla del río y me encontré con 200 y pico atunes tremendos...” Pocos días después, en plena faena, escribe a Clotilde: “Ayer no solté la paleta en tres horas seguidas, y estaba muy excitado y cansadísimo, por la lucha, el calor y el ruido, porque el cuadro lo pinto dentro de la fábrica de Feu, que tiene una puerta sobre el río, y puedo pintar todo directamente del natural: barcos, río, personas y atunes.”

“Esta obra es difícil, pero más que nada es que no tengo la fortaleza de movimientos que antes tenía, es la vejez y no debo enfadarme...”

“...Mi obra produce una impresión fuerte, y espero sea ésta mayor a medida que vaya adelantando, pues en sus nueve días de vida parece ya una persona mayor.”

“Noto que vuelvo a mi carácter antiguo: callar y observar con el alma, algo triste a ratos...Tú no pierdas la serenidad, sin ti ésto se desmoronaría, tú tienes más talento que

todos nosotros, más energías, tú no lloras, tú tienes fibra”.