En las cercanías de Limoges vivía una señora muy devota de los frailes. Tenía sin embargo un marido celoso e incrédulo... 1

Una tarde la señora se retrasó a causa de las necesidades de los frailes, de modo que regresó a su casa ya de noche, el marido la recibió con insultos: “¡A esta hora regresas de estar con tus amantes!”

El pintoresco relato de la mula proviene de la biografía Benignitas. La tradición italiana coloca el acontecimiento en Rímini, emparentándolo con la predicación a los peces, en cuanto la francesa lo sitúa en Tolosa, región infestada por los herejes albigenses.

El prodigio habría tenido lugar en Rímini, que era en aquel tiempo una guarida de herejes. El río es la Marequia, en cuya rivera se encuentra una antigua capilla que indica el lugar del evento.

Se trata de una colección de milagros y hechos extraordinarios acaecidos en la vida de san Antonio. Desde su nacimiento en Portugal, su vida y obra en Italia y su intercesión milagrosa en todo el mundo. El término “florecillas” se refiere a pequeñas anécdotas, edificantes.

La estancia misionera de San Antonio en Rímini, donde sucedió el famoso milagro de la mula, transcurre en 1223. En la Navidad de ese año, San Francisco monta el primer Belén de la historia. Según una antigua tradición, la mula usada en el pesebre fue aquella del milagro.

La Iglesia, para Antonio, es pasión y sufrimiento. La ama con amor filial renovado cada día por encima de la experiencia de la realidad eclesial, que contempla y le estremece.

Antonio muere con el nombre de la Virgen en los labios, nombre que ha invocado durante toda su vida. A ella dedica seis sermones. Cuando habla de ella se abandona al impulso del corazón y de la fantasía para cantarla con toda clase de imágenes.