Revolviendo lentamente las cenizas de lo que quedó del altar comprobaron que el sagrario se había quemado por completo. ¿Y el Santísimo Sacramento? ¿Llegaron a tiempo de salvarlo?

Todos los jueves la catedral se llenaba desde muy temprano, pues ese día reservado a la Eucaristía era celebrado con mucha piedad por los fieles de aquella ciudad.

Por allí había un banquito que el sacristán usaba para encender las velas de los grandes candelabros del altar y el niño no lo dudó ni un instante: lo arrastró hasta el sagrario y se subió en él, golpeando suavemente la puerta del tabernáculo, llamando a Jesús…

Recorriendo sus vastos dominios, con altivez y orgullo, el monarca quería saber cuánto ganaba cada trabajador de aquellas propiedades. Lo que no podía imaginar es que no ganaban menos que el rey…

A menudo comentamos que en este mundo no hay amor. Y sí que a veces da esa impresión. La gente está sedienta de recibir amor, comprensión, de tener compañía buena… Eso no se puede negar y es una pena.

DIFÍCIL pregunta… Significa “mucho”. Ante esta interrogación no bastaría con remitirse a la consabida definición del diccionario: “Ministro de una religión. En la Iglesia Católica el que ha recibido el sacramento del orden”, o “Ministro de Cristo”.

El año pasado en casa de la familia del pequeño Pablo, se celebró la comida de Navidad, como siempre se venía haciendo, con la diferencia de que esta última vez, los maridos de las hermanas Ana y Nieves, acabaron discutiendo e insultándose de malas maneras, cómo no, por temas políticos.

Aquella mañana en el portal del edificio de viviendas donde vivía la Sra. Eva, ésta se encontraba  llorando desconsoladamente porque le habían robado el dinero de su pensión, que acababa de sacar del banco para hacer unos pagos.