Los primeros misioneros de la Congregación de la Misión llegaron a Tanzania en 1993, y desde entonces, la misión ha crecido significativamente. Los vicentinos se dedican a "proclamar la Palabra del Señor". Al llegar al Seminario de San Vicente de Paúl en Morogoro, los visitantes fueron recibidos con una cálida bienvenida por 41 seminaristas. Sin embargo, la falta de espacio se hizo evidente rápidamente, con seminaristas apretados en pequeñas mesas y bancos llenos de libros en la capilla.
El padre Mushi, rector del seminario, expresó su preocupación por la falta de capacidad, a pesar de tener muchas vocaciones. Los seminaristas comparten habitaciones y recursos limitados, como ocho ordenadores y una sola impresora. Las dificultades se agravan en la temporada de lluvias y la seca, afectando su movilidad y acceso al agua para su huerto. A pesar de estos retos, los seminaristas son autosuficientes y mantienen una actitud positiva, dedicándose a actividades como la extracción de semillas de girasol para hacer aceite de cocina.
Humphrey, un seminarista de tercer año de filosofía, ejemplifica la humildad y el deseo de servir a los pobres, siguiendo los pasos de San Vicente de Paúl. La comunidad es unida y orientada por su rector y el superior regional, quienes cuidan de cada miembro.
La visita culminó con una actuación cultural, donde los seminaristas, vestidos con ropa tradicional, cantaron y bailaron, mostrando su alegría y gratitud. Uno de los diáconos recién ordenados expresó agradecimiento, y el grupo entonó un "Ave María" armonizado, simbolizando la fusión de culturas y vocaciones.
La iglesia, Tanzania y el mundo necesitan más seminaristas como estos, quienes merecen mejores instalaciones para vivir y estudiar, y así convertirse en los líderes que están destinados a ser.