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Los sermones de San Antonio de Padua

Los sermones de San Antonio de Padua

San Antonio de Padua escribió los Sermones con la finalidad específica de proporcionar a sus hermanos un instrumento de formación para la vida cristiana.

Los argumentos tratados son en general aquellos de la fe y de las buenas costumbres. El Santo ofrece a los predicadores instrumentos para la predicación: cómo enseñar a los fieles la doctrina del Evangelio, cómo valorizar los sacramentos, sobre todo la penitencia y la Eucaristía. Podemos definirlos un tratado de doctrina sagrada en forma de colección de sermones, con el cual el Santo se propuso exponer toda la Escritura en su articulación de lecturas propuestas para la liturgia dominical y festiva de su tiempo.

La lengua de los Sermones es el latín medieval, es decir la baja latinidad, sin embargo no es un latín rústico; más bien presenta una cierta elegancia. El sermón de Antonio es muy erudito, que abunda en citaciones de las Escrituras (son más de seis mil), a menudo recurre a la doctrina de los Padres y de los teólogos, de los filósofos y de los poetas paganos; además, a menudo son citados expertos en ciencias naturales, en particular Aristóteles y Solino.

San Antonio de Padua. Sermón en Forli

Sucedió que al celebrarse una ordenación en Forlí, los candidatos franciscanos y dominicos se reunieron en el convento de los Frailes Menores de aquella ciudad.

Seguramente a causa de algún malentendido, ninguno de los dominicos había acudido ya preparado a pronunciar la acostumbrada alocución durante la ceremonia y, como ninguno de los franciscanos se sentía capaz de llenar la brecha, se ordenó a San Antonio de Padua, ahí presente, que fuese a hablar y que dijese lo que el Espíritu Santo le inspirara.

El joven obedeció sin rechistar y, desde que abrió la boca hasta que terminó su improvisado discurso, todos los presentes le escucharon embargados por la emoción y por el asombro, a causa de la elocuencia, el fervor y la sabiduría de que hizo gala.