El St. Michael’s Catholic High School, una escuela católica de Kemptville, Ontario, a unos 60 kilómetros de Ontario está viviendo una polémica a raíz del despido de Lorne Plooard, el que había sido su capellán los dos últimos años.
Lorne Plooard, como se llama, conocía que la mayoría de los alumnos no era practicantes pero a ser un colegio católico, y que sólo una tercera parte estaba bautizado, y la mayoría se identificaba como pro-choice, favorable al aborto. Por eso veía su labor en el colegio como “territorio de misión“.
Él tenía claro lo que iba a enseñar en el colegio. “Voy a hablar del matrimonio como algo permanente. Voy a hablar del matrimonio entre un hombre y una mujer. Voy a hablar sobre la defensa de la vida. Voy a hablar del pan y el vino transformándose en el cuerpo y la sangre de Cristo”, dijo Plooard.
Pero todas estas enseñanzas de la Iglesia se ve que eran demasiado para el equipo directivo de la escuela católica, y por eso decidieron despedirle alegando que no había encajado en el colegio, aunque más bien su despido obedecía a que no había encajado con la línea pretendida por la junta directiva del centro.
Lorne Plooard incluso quiso saber si había habido algún tipo de quejas por parte de algún alumno ya que colaboraba en la parroquia y cualquier acusación de abusos impidía seguir realizando actividades con menores, pero la respuesta de la Policía fue negativa, por lo que algunos padres, que han comenzado una campaña para que vuelva como capellán, creen que fue despedido por “enseñar el evangelio y las enseñanzas de la Biblia y sostener las enseñanzas de la Iglesia en materia moral”.
La labor del capellán había logrado que hubiera “un notable incremento de gente joven yendo a misa, y algunos vienen con sus padres, a los que no se les había visto antes”, manifestó un miembro de la parroquia del lugar. Incluso cuatro jóvenes del colegio recibieron la confirmación en Pentecostés: tres de ellos habían dejado de practicar la fe y uno ni siquiera estaba bautizado.
