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San Antonio de Padua pintado por Claudio Coello

San Antonio de Padua pintado por Claudio Coello

Vestido con el típico sayal de los franciscanos, sujeto por el rústico cordón con los tres nudos significativos de los votos de pobreza, castidad y obediencia.

De San Antonio de Padua conocemos, a través de los escritos de San Bernardino de Siena, que era de aspecto corpulento y bajo de estatura, pero la iconografía habitual prefirió dulcificar su fisonomía e insistir en la amabilidad o gallardía de su persona.

La escena ocurre durante un viaje a Francia, cuando estando en una habitación, se le aparece la Virgen para hacerle entrega del Niño Jesús.

El tratamiento de la figura participa de la monumentalidad escultórica propia de las creaciones de Coello y el suave tratamiento del hábito, de ampulosos y pesados pliegues, que le sirve a Coello para expresar su sentido volumétrico y su concepto espacial están aquí presentes, al igual que su gusto por colocar sobre peldaños o banzos las figuras para concederles un sentido de mayor dignidad y aplomo e insistir en efectos de perspectiva.