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Perú: devuelven el domingo las Hostias Consagradas el jueves de Corpus Christi

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Alrededor de las 3 de la madrugada del Jueves de Corpus Christi, unos siete hombres irrumpieron con armas de fuego en la Parroquia de Santa María, ubicada en Villa María del Triunfo, perteneciente a la Diócesis de Lurín, al sur de Lima (Perú). Los asaltantes entraron violentamente y encañonaron a un trabajador que se encontraba cuidando el templo, y robaron el equipo de sonido y los vasos sagrados de la parroquia, incluida la llave del sagrario y dos copones con el Cuerpo de Cristo más la forma grande para las adoraciones con la teca y el viril.

Como relata el párroco a InfoCatólica, la alarma se dio cuando regresaba del hospital una niña del hogar de la parroquia, pues al llegar al lugar la hermana que acompañaba a la niña gritó y los ladrones huyeron en tres automóviles.

Llamada providencial

El mismo jueves, a la hora en que se acostumbra a realizar la adoración eucarística, en la parroquia se ofició una Misa de desagravio, y la noticia se expandió rápidamente por las redes sociales. Sólo en Facebook y en unas horas la publicación del párroco se compartió 150 veces, con muchas más replicaciones secundarias. Muchos grupos de Perú y el extranjero se comprometieron a realizar cadenas de oración, y el Obispo de Lurín, Monseñor Carlos García Camader, le aconsejó al párroco que encomendara esta situación a las almas del purgatorio.

Dos días después, a las 9 de la noche, el sacerdote recibió una llamada de una mujer a su celular (tfn. móvil) personal. La llamada fue para avisar que el Domingo, día en que se celebra en Perú el Corpus Christi, iría alguien a la parroquia para devolver las hostias consagradas a eso de las 3 de la madrugada, pero exigía que no hubiera nadie por la zona.

El padre Omar se guardó el secreto y sólo lo comentó con el Obispo, y desde las 2 de la madrugada aguardó en su oficina. A las 3:15, nos narra el párroco, apareció una persona oculta bajo múltiples mantas, encapuchada y con una caja de cartón en sus manos. Desde la oficina no pudo ver la puerta de la parroquia, pero unos instantes después volvió a aparecer la misma figura ya sin la caja. El sacerdote estaba con el corazón en la mano, y tras 5 minutos de consideración, salió a revisar la caja.

Pudo corroborar que eran las mismas formas consagradas que se habían llevado, pues el número coincidía y estaba también la forma grande con el viril. El sacerdote ingresó al templo y estuvo alrededor de 1 hora en oración de agradecimiento y, rápidamente, avisó por medio de las redes a todos los que le habían acompañado en la oración, para que se conociera la buena noticia del retorno del Cuerpo de Cristo a la Iglesia de Santa María, el mismo Domingo de Corpus Christi.

Igualmente, esa tarde el Obispo volvió a realizar una misa de desagravio en la parroquia. Como nos cuenta el sacerdote: «aunque las cosas materiales son costosas, y hemos gastado mucho con mucho esfuerzo en una comunidad pobre, el Cuerpo de Cristo es lo que más importa. Es invaluable. Lo materia se puede recuperar con esfuerzo. Lo espiritual es diferente.»

Cabe recordar que el hogar de la parroquia, llamado Lugar de las Bienaventuranzas, tiene a su cuidado 120 personas de todas las edades. La menor tiene apenas 5 meses de vida y la mayor 94 años. En este hogar residen enfermos psicológicos, personas con habilidades diferentes y enfermos físicos.