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La propuesta que te cambia la vida

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San Pablo, en la carta a los Efesios, enseñó que el matrimonio católico debe entenderse en relación con el amor de Cristo por la Iglesia y que por eso es un gran misterio de gracia, un sacramento (en griego, mysterion).

El matrimonio cristiano no es un simple “papel” prescindible, sino la condición necesaria para poder vivir algo que es imposible para los esposos por sí mismos: un vínculo de amor más allá de sus fuerzas, indisoluble, para toda la vida, que sólo Dios hace posible. El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rm 5,5).

Hoy, la idea cristiana del matrimonio escandaliza al mundo, porque nos lleva mucho más allá del límite de nuestras fuerzas, hasta una forma de vivir que sólo nos habíamos atrevido a soñar. No es extraño, pues, que el matrimonio para toda la vida sufra ataques. “¡Se rompe, se rompe!”, gritan con fruición los medios seculares que odian la fe y odian a la Iglesia. “¡Por fin se resquebraja!”, se regocijan, frotándose las manos, quienes siempre han deseado demostrar la falsedad de la esperanza cristiana. Y lo hacen porque, a pesar de no tener fe, intuyen que lo que está en juego es fundamental. Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz (Lc 16,8).

Para finalizar, os dejamos con una de las peticiones de matrimonio más sorprendentes y emotivas que hemos visto.