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La Iglesia en Venezuela le pide a Maduro que permita a Cáritas traer alimentos y medicinas para la población

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 Venezuela enfrenta desde hace más de dos años una creciente crisis económica, reflejada en la escasez de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad. El episodio más reciente ha sido el recorte del servicio eléctrico cuatro horas al día en varias partes del país, incluidos algunos sectores de Caracas. Además, como consecuencia, Maduro dictó que los trabajadores del sector público solo trabajen dos días a la semana.

El estudio Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi), elaborado en agosto y septiembre de 2015 por las universidades públicas Central y Simón Bolívar, y la privada Católica Andrés Bello, reveló que para el 87% de los venezolanos sus ingresos son insuficientes para comprar alimentos. Este informe fue divulgado en marzo pasado. El 12% de los encuestados dijo que solo ingiere dos o menos comidas al día.

En su comunicado, los obispos advirtieron que nunca antes Venezuela –el país con las mayores reservas de petróleo–, había sufrido «la extrema carencia de bienes y productos básicos para la alimentación y la salud», junto al «recrudecimiento de la delincuencia asesina e inhumana, el racionamiento inestable de la luz y el agua y la profunda corrupción en todos los niveles del Gobierno y la sociedad». «La ideologización y el pragmatismo manipulador agudizan esta situación», advirtieron.

Medios locales y extranjeros informaron que en los últimos días se registraron saqueos en ciudades como Caracas y Maracaibo. Según el diario El Nacional, en Maracaibo hubo al menos seis saqueos el lunes 25 durante las protestas por los cortes de electricidad.

En la madrugada del miércoles también sucedieron saqueos en Caracas. Maduro ordenó anoche reprimir cualquier acto de violencia y protesta.

Ante esta situación, los obispos recordaron al gobierno su deber de «favorecer todas las formas de ayuda a los ciudadanos» para superar la escasez. En ese sentido, señalaron que «es apremiante la autorización a instituciones privadas del país, como Cáritas y otros programas de diferentes confesiones religiosas (...), para que podamos traer alimentos, medicinas y otros insumos necesarios, provenientes de ayudas nacionales e internacionales, y organizar redes de distribución a fin de satisfacer las urgentes necesidades de la gente».

Además, hicieron un llamado «a todos los que se aprovechan de la situación de escasez y carestía por la que atravesamos los venezolanos», especulando con los precios, o quienes «abusando de su autoridad, exigen pagos que no les corresponden».

«Tal proceder es moralmente inaceptable y hace evidente la falta de valores éticos en sus vidas. Aprovecharse de la necesidad ajena para lucrarse es un crimen y un pecado mortal», advirtieron.