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Cien mil cristianos manifiestan en Chile su rechazo a una ley del aborto

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Un signo de esperanza, con la fuerza de la verdad y la fe, ha sido el evento denominado “Celebración por la Vida” que ha unido a todos los cristianos -cien mil según los organizadores-, ante las puertas del Palacio de Gobierno en Chile el pasado 3 de septiembre.

La masiva manifestación es una señal de los creyentes repetida a diversa escala por todo el país que el gobierno y Parlamentarios deberán considerar al momento de legislar un controvertido proyecto de ley que pretende legalizar el aborto en Chile 

(El próximo 10 de septiembre nuevamente se unirán con el mismo fin los cristianos de la capital chilena, marchando desde la conocida "Plaza Italia" hacia el Palacio de Gobierno).
 

En un momento solemne del encuentro el pasado 3 de septiembre, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, y los pastores de la Iglesia Anglicana, de la Misión Centro Cristiano de Avivamiento, de la Iglesia Metodista Pentecostal, de la Fraternidad de Iglesias Cristianas, de la Fundación Aló Jesús, de la Iglesia Pentecostal de la Trinidad, y los cardenales eméritos Francisco Javier Errázuriz y Jorge Medina, dieron a conocer un compromiso común en favor de la vida. En él reiteraron su "irrenunciable respeto a toda vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural". Además, se  comprometieron "a generar una cultura de la vida, que respete el entorno natural de nuestra casa común, para que todos los habitantes de nuestra patria puedan llevar una vida digna y tener las mismas oportunidades de un mejor desarrollo humano".
 
Al momento de impartir la bendición a todos los asistentes, el cardenal Ezzati agradeció a todos su participación en esta fiesta por la vida. "Hoy queremos gritar fuerte, muy fuerte y convencido nuestro `sí` a la vida, regalo precioso de Dios, el más inestimable patrimonio de nuestra patria". Agregó el cardenal que en Chile es necesario dignificar la vida de niños y jóvenes que sufren abandono y que también piensa en los encarcelados, en los que no tienen una vivienda digna o viven en situación de calle, en las mujeres que sufren violencia intra familiar, en quienes trabajan por un salario que no les permite vivir dignamente y en los pueblos originarios, que reclaman el reconocimiento de su identidad.