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Paul Jedrasiak, de la selección francesa de rugby, estudia la Biblia cada mes en su Parroquia

Paul Jedrasiak, de la selección francesa de rugby, estudia la Biblia cada mes en su Parroquia

Paul Jedrasiak es un tipo de dos metros de alto y 122 kilos de peso, grandote y fortachón y de dureza reconocida: 10 veces ha sido seleccionado para jugar en el equipo nacional francés de rugby.
 
También es un Católico devoto, que barre y limpia en la cripta de su parroquia. Y va a misa varias veces por semana. Y una vez al mes acude al estudio bíblico con su párroco, para conocer más la Biblia.
 
En las fotos a veces se lo ve con su medalla de San Benito, bendecida por un sacerdote, un poderoso sacramental que invoca la protección de Dios. También se le ve a veces con su pequeña cruz de oro al cuello. 
 
De padre polaco y madre italiana... que le llama por teléfono

Paul Jedrasiak nació hace 26 años en Montluçon (Francia). Su padre es polaco y su madre, Lily, es italiana. Ella le llama por teléfono en sus desplazamientos y partidos, lo anima y se asegura de que esté bien, también espiritualmente. 
 

 
Empezó ya a jugar a rugby con 8 años en Châteauroux, en la escuela de rugby del club Athlétique Castelroussin. Su madre desde niño lo llevaba a misa cada domingo. A los 14 años Paul ya manifestó interés personal por saber más acerca de Cristo y era habitual verle por entonces leyendo la Biblia que la familia tenía en casa.
 
Familia carnal, deportiva... y en la fe 

Explicó en La Nouvelle Republique que se considera “una persona de afectos y familias”. Siente ese afecto familiar por su familia de carne pero también por sus compañeros del equipo de rugby.
 
Ve una relación entre este deporte y la fe católica. "El rugby es un deporte de lucha”, explica. También la fe católica implica una lucha. "Estoy orgulloso de ser parte de esta comunidad, de ser católico, pero no lo manifiesto, no por vergüenza, sino porque no quiero imponer nada a nadie", señala al diario La Montagne.
 
Tomar perspectiva de la vida: estudios y relación familiar

Durante seis meses estuvo apartado de la competición debido a una rotura de ligamentos de rodilla. Aprovechó para reflexionar sobre su vida. Ya tenía reconocimiento deportivo. Ahora vuelve a jugar, pero también ha empezado a estudiar Administración de Empresas. También ha apreciado más el tiempo con sus padres. 

 Agradece a su madre -dice a Famille Chretienne- el apoyo constante que le brinda. "Mi madre Lily me llama varias veces al día", reconoce riendo. Antes de cada partido del hijo, Lily incansablemente enciende una vela en la iglesia. 
 
Hace ya 3 años que Paul acude a su estudio bíblico mensual. Aunque las competiciones deportivas a veces le presionan para saltarse alguna misa de domingo, intenta acudir también a misas entre semana. Él aprecia especialmente poder ir a misa con su familia.
 

 
"Cristo es el hilo conductor de mi vida. Es un vínculo que no quiero soltar, una relación que me ayuda a ser un hombre mejor cada día”, afirma el hombretón de 122 kilos.