
La tierra es el único planeta en el que puede existir vida humana, por tanto la tierra es nuestro único hogar, un hogar que no tiene límites, su inmenso cielo cubre a una humanidad que supera los 7000 millones de habitantes, su extenso suelo es capaz de sostenernos continuamente, el aire que respiramos nos vincula a millones de plantas microscópicas que habitan en el mar y en la tierra, la energía solar que recibimos continuamente es vital para nuestra existencia, nuestra Casa Común se parece a una madre que recibe en su seno a todos sus hijos, se asimila a un padre que está permanentemente engendrando vida, y puede ser nuestra hermana mayor de quien aprender y adquirir su sabiduría.
El don de la Creación es un designio de Dios para todas las personas, y la respuesta a este don es su protección, con la convicción de buscar y ejecutar en comunidad soluciones para la consecución de una vida justa, digna y equitativa para todos.
Desde el Área de Justicia y Solidaridad de la CONFER y la Comisión Interfranciscana de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, han elaborado dos oraciones con motivo de la celebración de este día.