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Iza y Nobsa, dos pintorescos pueblos colombianos que desterraron los plásticos

Iza y Nobsa, dos pintorescos pueblos colombianos que desterraron los plásticos

Sin que fuera necesario una decisión unilateral, estos dos pequeños pueblos ubicados en Boyacá —en el centro de Colombia—en pocos días empezarán a utilizar utensilios fabricados con elementos naturales que son cien por ciento biodegradables.

“Nos estábamos convirtiendo en un terrible agente contaminante del medio ambiente por los empaques en los que envasamos nuestros famosos postres. El uso del plástico está mandado a recoger y nosotros, como municipio, teníamos esa deuda con el planeta”, dijo a la estatal Radio Nacional el alcalde de Iza, Diego Armando López Wanumen.

Las cifras conocidas indican que el fenómeno contaminante en esta población de escasos 2.500 habitantes —famosa por la calidad, variedad y colorido de sus postres y sobremesas— es alarmante. Según el alcalde, en los 30 locales para la venta de estos productos típicos se venden entre 150 y 200 platos cada fin de semana, lo que significa que al mes se utilizan, aproximadamente, 18.000 platos y empaques plásticos o de poli estireno expandido o icopor, un material plástico espumado que tarda más de mil años en descomponerse. A esa cifra se suman los vasos, cucharas, cuchillos, tenedores y pitillos (pajillas o popotes) de plástico los cuales se degradan después de cien años.

Clara Inés Torres, presidenta de la Asociación de Productores de Postres de Iza, explicó a la revista Semana Sostenible: “Nunca hicimos una medición de cuántos residuos producíamos, simplemente los recogíamos y los botábamos a la basura. Nunca reciclamos y por eso decidimos cambiar. El planeta lo requiere”. Añadió que pese al mayor costo de los nuevos platos y empaques, el precio de los manjares que identifican a Iza no subirá porque ellos son conscientes de que muchas familias viven de lo que compran cientos de turistas colombianos y extranjeros.

López Wanumen informó que los dulces de Iza serán entregados de ahora en adelante en platos, empaques y cubiertos elaborados a partir de la fibra de caña de maíz y el bagazo del arroz, dos elementos que abundan en el país y que se descomponen en solo 180 días.

Al ser biodegradables estos utensilios servirán de abono para los cultivos a cargo de los campesinos de Boyacá, una región caracterizada por su producción agropecuaria.

Por ahora, se espera que la alcaldía de Iza expida el decreto que por consenso se acordó con los productores y con el cual, este pequeño pueblo —por encima de grandes ciudades como Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla— se convertirá en pionero en la lucha contra el usos indiscriminado de plásticos e icopor. De igual manera, en pocos días estará disponible la primera remesa de 50.000 recipientes y cubiertos que cubrirán la demanda de los puestos de venta durante unos tres meses. Posteriormente, la medida se extenderá a hoteles y restaurantes que también tienen una gran demanda de postres.

La fama de los postres de Iza se debe a la variedad de sabores, colores, tamaños, estilos y texturas que se encuentran en la Plaza de los Postres, en modestas tiendas o en los acogedores hostales que hay en el pueblo o en sus alrededores. Allí se pueden encontrar desde los más dulces platos heredados de tiempos coloniales, hasta bocadillos elaborados con técnicas contemporáneas.

La lista es interminable, con nombres inusuales para un extranjero e imposible de describir: bizcochuelos, limones rellenos de arequipe, caramelos recubiertos con miel de abejas, besos de novia, mantecadas, dulce de las tres leches, esponjados de curuba, brevas en conserva, torta de manzana, bocadillos de guayaba, postre de natas, merengones de mil sabores, fresas con crema, arroz con leche y hasta uchuvas y feijoas —frutos de la región— preparados en almíbar… Como dice la gente de Iza en su particular jerga: “¡es menester que sumercé venga pa’ que los pruebe con su propia boca”.

Adicionalmente, Iza tiene el encanto de un excelente clima de sabana, una arquitectura que data de la época Colonial, decenas de talleres artesanales que traban tejido de lana a mano y el título justamente ganado de “Pueblo más lindo de Boyacá”.

Nobsa entra en la pelea

Con más de 16.000 habitantes y el indiscutible título de ‘Capital colombiana de la ruana’, el cercano pueblo de Nobsa —tan bello como Iza— se sumó a la declaratoria de guerra a las vajillas plásticas o de poliestireno expandido utilizadas en los comercios que venden dulces similares a los de Iza.

El alcalde, Hernando Calixto, dijo a la cadena radial Caracol que esta iniciativa surgió de la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático y de generar políticas que propendan por el buen manejo de los residuos sólidos en su municipio. Al igual que su vecino, en Nobsa se expedirá un decreto que prohibirá el uso de plásticos y el icopor en las ventas de postres y dulces. De esta manera, recalcó el alcalde, dejarán de utilizarse unos 5.000 recipientes contaminantes que se depositaban en un relleno sanitario de la región que ha estado a punto de colapsar por la sobrecarga de basuras.

En Nobsa, además de los materiales con fécula de maíz, y bagazo de caña, se emplearán recipientes de cartón, un elemento que también puede utilizarse en la producción de abonos.

La lucha contra materiales plásticos de primer uso apenas empieza en Colombia. Hace pocos años se decretó un impuesto para desestimular la utilización de bolsas plásticas no biodegradables tanto en los grandes almacenes como en pequeños negocios. Si bien ya no es tan notoria la presencia de esos elementos en el comercio, su costo se trasladó de los empresarios a los consumidores, con lo que se cree que el problema no disminuyó de manera considerable.

Sin embargo, organizaciones de ambientalistas sostienen que la tarea será muy larga porque en muchas ciudades y pueblos proliferan los basureros sin control, las políticas estatales no son consistentes y la contaminación con diferentes tipos de plásticos crece en lugares como ríos, quebradas y mares.