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Coronavirus: Laicos se organizan para ayudar a las monjas

Coronavirus: Laicos se organizan para ayudar a las monjas

El pasado miércoles, a las 18.09, un mensaje irrumpió en uno de esos grupos de WhatsApp tan activos en estos días de confinamiento. El nexo de unión de las 33 personas que conforman este chat es Asturias: «Buenas tardes. Perdón de antemano por este mensaje; ya sé que no es su sitio, pero en fin. Se trata de la comunidad benedictina conocida como las Pelayas. Una de sus actividades para subsistir es la repostería. No han podido vender nada y tienen un montón de pastas de las que se van a tener que deshacer. Me llamaron para ver a quién podrían donar estas pastas. Antes de que lo hagan, si alguien quisiera regalar unas pastas a alguien, o a sí misma, tiene la oportunidad de comprarlas en el monasterio de 9 a 2 y de 4 a 6:30. Lo podéis decir a vuestras amistades. Les vendría muy bien a las hermanas».

El monasterio de San Pelayo es toda una institución en Oviedo. Diez siglos de historia contemplan a estas monjas benedictinas, conocidas como las Pelayas. Queridas y respetadas en la capital del Principado, históricamente han sumado a las labores propias del monasterio la encuadernación y restauración de libros. Incluso regentaron un colegio mayor. Sin embargo, en 2016 detectaron una caída de la demanda, por lo que decidieron lanzarse a la elaboración de pastas artesanales, una actividad que ya habían practicado ocasionalmente. Dicho y hecho. El negocio funciona bien desde entonces, y garantiza unos ingresos a la comunidad. Sin embargo, la crisis del coronavirus también ha llegado a las Pelayas, obligadas a cerrar, y la producción de pastas para Semana Santa ya no se pudo vender. Ante la certeza de que el excedente acabaría caducando, las monjas se plantearon qué hacer. Y ahí empezó todo. 

El mensaje que da comienzo a este reportaje −que no es el único, ni siquera el primero, sino uno de muchos− despertó una veloz ola de solidaridad. «Entre todos podemos movilizar a Oviedo al completo», dijo una de las participantes. «Yo ya lo mandé a mis contactos de Oviedo», respondió otra. «Tienen página web», informó un tercero. Esta reacción espontánea, y los consiguientes reenvíos a familiares y amigos obró el milagro. Los ovetenses empezaron a desplazarse en masa a las Pelayas para echar una mano y, ya de paso, degustar la magnífica repostería. Colas de gente en torno al monasterio. Esa misma noche, no quedaba una sola pasta y el problema pasaba a ser el contrario: había que satisfacer la demanda generada. «Tienen que ponerse mañana a hacer pastas», informaba en el citado grupo alguien con fuentes directas en el monasterio. Y así fue como las monjas, que empezaban ya a donar las pastas, se encontraron repentinamente con la iniciativa de un vecino y el calor de la ciudad. 

Esta es una historia real, en la que los protagonistas actúan con espontánea generosidad, las redes sociales se utilizan para unir y en el que los vecinos de una ciudad agradecen la labor de unas monjas que son parte de su comunidad desde tiempos inmemoriales. Es la solidaridad en los tiempos del virus. Y sucedió, sobre todo, por lo que indicaba un último mensaje a modo de colofón: «En Oviedo se aprecia a las Pelayas».