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Ataques a iglesias españolas en 2019

Ataques a iglesias españolas en 2019

Acabamos de pasar el ecuador de este año y, desde el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, ya hemos registrado en España 33 ataques a cruces y a iglesias cristianas (han derribado o vandalizado tres crucifijos, han hecho pintadas satánicas en una iglesia evangélica y han profanado o llenado de grafitis 29 iglesias).

Teniendo en cuenta que el año pasado registramos 47 casos en todo el año, no vamos a mal paso, desgraciadamente.

Desde el OLRC pensamos que se podrían tomar medidas muy simples para reducir estos casos, porque, aunque hubiera una iglesia profanada o atacada ya sería grave; aún más cuando estamos en estas cifras.

Una de estas medidas es, simplemente, persuadir a los atacantes con medios de seguridad. Por ejemplo, una cámara o una simple alarma. Esta no debería ser en toda la iglesia, sino solo en el altar para que los feligreses pudieran ir a rezar en los momentos en los que el templo está abierto.

En este medio año que llevamos, el mes que más casos hubo fue marzo, con hasta 12 ataques a templos, la mayoría perpetrados por feministas radicales tanto el 8 de marzo (Día de la Mujer Trabajadora) como en días posteriores.

Pero no son los únicos grupos que atacan los templos cristianos: ese mismo mes, dos mujeres fueron detenidas por robar las vestimentas litúrgicas y hacerse fotos burlescas con ellas en Sevilla.

También grupos nacionalistas han hecho de las suyas: en enero destrozaron una cruz en Ondarroa. En Cataluña, activistas de ANC se encerraron durante horas en la Sagrada Familia y jóvenes de Arran colgaron en Montserrat una pancarta llamando machista a la Iglesia católica.

Sin olvidar al grupo LGTB que asaltó la catedral de Alcalá pidiendo que el obispo fuera expulsado de la ciudad e insultando a los fieles que allí había rezando.

Estos casos pueden llevar a los creyentes a no poder practicar su fe libremente y a temer incluso a ir a rezar. Por supuesto, es una situación mucho más segura para los cristianos que en otros países de África y Asia. Pero no podemos ponernos una venda (ni las autoridades, ni la sociedad civil, ni la jerarquía eclesiástica). Y sabemos que hay medidas para reducir estos casos.