
Las alegrías y los sufrimientos de la población venezolana son puestos a los pies de San Antonio de Padua, un hombre que fue capaz de entregar toda su vida a Dios, al Evangelio y a la solidaridad con los necesitados
El mes de junio es muy rico en celebraciones religiosas dentro de la Iglesia católica. Venezuela se suma a estos festejos recordando a importantes santos cristianos, como es el caso de San Antonio de Padua, cuya festividad se celebró el 13 de junio. Pero los venezolanos recuerdan al santo de “Padua” en un contexto en el que el milagro de dar de comer los panes de su comunidad franciscana a un grupo de hambrientos, lo convierte, además, en uno de los símbolos más fuertes con que se le conoce en América Latina.
Si bien, en Venezuela son varios los templos que llevan su nombre y las poblaciones que lo tienen de santo patrono, es en El Tocuyo, municipio Morán del estado Lara, en la parroquia San Francisco de Asís, donde no sólo se le respetan los milagros vinculados al compartir de la comida, también se le venera con un baile llamado Tamunangue o “Sones de Negros”.
El origen de esta música proviene de los esclavos africanos que llegaron a tierras venezolanas durante el período colonial, y se hicieron devotos del fraile para ocultar su fe ancestral. Con varios días de antelación al 13 de junio, los tocuyanos organizan la celebración y durante la noche del 12 de junio se hacen velorios en varias comunidades.
El punto culminante es la misa del día 13, con aires de solemnidad y que comienza a las siete de la mañana, en la citada iglesia parroquial.
Desde muy temprano, tocuyanos de todas las barriadas y caseríos aledaños se dan cita en el templo. Las mujeres y niñas se adornan con largos y floreados vestidos o faldas, y casi todas llevan una flor en sus cabelleras. El normativo del Tamunangue contempla que las mujeres bailen con esa vestimenta, con lo cual les está prohibido hacerlo en pantalones.
Los hombres visten de “liquiliqui” (el traje típico de Venezuela para los caballeros), esta vez de color crema, sombrero de pelo é guama y alpargatas de cuero. Sin embargo, algunos caballeros lucen pantalón con franela blanca de mangas largas y sombrero de palma. Entre los instrumentos musicales están el cuatro, las maracas, el quinto y el tambor; además, empuñan garrotes encabullados o varas que se usan para bailar, simulando “batallas”.
Cada gesto festivo una súplica a Dios
El sacerdote pidió a los devotos que el ambiente festivo también se convierta en un momento de oración por las necesidades y por la paz de Venezuela. “Sabemos todos que estamos viviendo tiempos muy difíciles; sabemos todos que estamos en muchos aspectos de nuestras vidas pasando trabajo. Estamos pasando necesidades y esto a nadie se lo podemos esconder. Y de esto nadie es inocente y ajeno”, pronunció.
“Por eso hoy queremos, a los pies de San Antonio, pedirles por cada uno de nosotros, queremos pedirle por nuestra patria, por nuestro país. Queremos pedirle por todos los venezolanos”, expresó en el abarrotado templo tocuyano.
Respecto al santo dijo que era un hombre de sensibilidad social y de una caridad muy grande que no le importaba dar de lo suyo para ayudar al necesitado. “Nunca le dio un ¡no! a nadie cuando le demandaban un consejo o ayuda material”, aseguró a los fieles.
El padre Jesús Martínez reiteró su llamado para que durante los festejos y la procesión, estos gestos se convirtieran en oración. “Que cada canto que hagan, que cada Tamunangue que bailen, que cada alpargata que suene en el suelo y cada garrote que choque, sea un signo de una súplica al Señor”.
¡A RECORRER LAS CALLES! Apenas termina la misa en la iglesia San Francisco, comienza la procesión con la imagen de San Antonio, pasando como se decía arriba por las oraciones de “Pariente” en el pórtico del templo. Una de las paradas obligatorias es la plazoleta Pablo Rodríguez, “La Ñema”, en la avenida Lisandro Alvarado de la ciudad. Se trata de un homenaje al fundador de la agrupación local “Los Golperos del Tocuyo”, en su momento, definido por uno de sus integrantes como “Los Beatles” de esta población.
Luego continúan hacia otros lugares como el hospital de la ciudad “Doctor Egidio Montesinos” y el asilo “San Antonio” que dirigen las hermanas franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. Y así con sus cantos van recorriendo varios sitios de la ciudad donde los pobladores colocan imágenes de San Antonio de todos los tamaños, mientras algunas familias reparten los famosos “panes” que llevan su nombre. Otros, organizan y reparten “sopas de mondongos é chivo” y comparten tragos destilados de la penca de cocuy.
“Ah mi padre San Antonio, dónde está que no lo veo”, cantan los golperos durante la procesión. “Adorar, adorar, adorar a San Antonio… Adorar, adorar, adorar, adorar a San Antonio”, repiten en este día, sin cansancio, los tocuyanos. El retorno de la imagen a la iglesia San Francisco se cumple en la tarde, pero la fiesta sigue hasta bien entrada la noche, orgullosos de cumplir con sus diversas promesas, y añorando el próximo 13 de junio.