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Oraciones y lecturas de la Fiesta de la Santísima Virgen María de la Medalla Milagrosa

A continuación, ofrecemos el guión litúrgico para la celebración de la fiesta de la Santísima Virgen María de la Medalla Milagrosa.

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se le aparece de nuevo a Catalina nuevamente en la capilla. Esta vez fue a las 5 y media de la tarde, durante la meditación. Primero vio Catalina como dos cuadros vivientes, fundidos ambos, y en los cuales la Virgen está de pie sobre medio globo terráqueo, aplastando sus pies una serpiente. En el primer cuadro, lleva la Virgen en sus manos un pequeño globo dorado rematado por una cruz que levanta hacia el cielo. Oye Catalina: “Esta bola representa al mundo entero y a cada persona en particular”.

En el segundo, salen de sus manos abiertas, cuyos dedos llevan anillos de piedras preciosas, unos rayos de un brillo bellísimo. Al mismo tiempo Catalina oye una voz que dice: “Estos rayos son el símbolo de las gracias que yo consigo para los hombres”. Después se forma un óvalo en torno a la aparición y Catalina ve cómo se inscribe en semicírculo una invocación, hasta entonces desconocida, escrita en letras de oro: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos”. Se oye entonces una voz: “Haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias”. Después, se vuelve el cuadro y Catalina ve el reverso de la medalla: arriba, una cruz sobre una letra “M”; abajo, dos corazones, uno coronado de espinas, otro atravesado por una espada.

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ANTÍFONA DE ENTRADA

El Señor Dios te ha bendecido, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra. Él ha exaltado tu nombre: que todos los pueblos canten tu alabanza.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios nuestro que nos alegras con la abundancia de tu inmensa bondad manifestada en la Inmaculada Virgen María, a quien asociaste de modo inefable al misterio de tu Hijo, concédenos propicio que, sostenidos por su maternal auxilio, nunca nos veamos privados de tu providente piedad y que, con un corazón libre y fiel, sirvamos al misterio de tu redención. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA 

PRIMERA LECTURA:

Lectura del libro del Apocalipsis (Ap. 12:1, 5, 14a, 15-17)

Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono. Pero la Mujer recibió las dos alas de la gran águila para volar hasta su refugio en el desierto. La Serpiente vomitó detrás de la Mujer como un río de agua, para que la arrastrara. Pero la tierra vino en ayuda de la Mujer: abrió su boca y se tragó el río que el Dragón había vomitado. El Dragón, enfurecido contra la Mujer, se fue a luchar contra el resto de su descendencia, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y poseen el testimonio de Jesús.

Palabra de Dios. 

SALMO RESPONSORIAL (Sal. 44, 11-12.14-15.16-17)

R/ Tú eres la alegría, tú eres el honor de nuestro pueblo, Virgen María.

¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
El es tu señor: inclínate ante él. R.

Embellecida con corales engarzados en oro
y vestida de brocado, es llevada hasta el rey.
Las vírgenes van detrás,
sus compañeras la guían. R.

Con gozo y alegría entran al palacio real.
Tus hijos ocuparán el lugar de tus padres,
y los pondrás
como príncipes por toda la tierra. R.

Aleluya (Cantar de los Cantares 4,7)

Aleluya, Aleluya,
Eres toda hermosa, amada mía, y no tienes ningún defecto.
Aleluya, Aleluya,

+ Lectura del santo evangelio según san Juan (Juan 2: 1-11)

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el bu en vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Palabra del Señor

Oración sobre las ofrendas

Jubilosos de poder celebrar la fiesta de María Milagrosa, madre de tu Hijo y madre nuestra, te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza y te suplicamos que nos mantengas en continua acción de gracias a los que nos alegramos por tus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio de Santa María Virgen (de Inmaculada Concepción de María, 8 diecembre)

En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque preservaste a la Virgen María de toda pecado original para que, enriquecida con la plenitud det u gracia, fuese digna Madre de tu Hijo, imagen y comienzo de la Iglesia, que es la esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura.
Purísima tenía que ser, Señor, la Virgen que nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad.Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo

Antífona de Comunión

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!

Oración después de la comunión

Reconfortados con los sacramentos de la redención eterna, te pedimos, Señor Dios nuestro, que cuantos nos alegramos de la celebración festiva de la Inmaculada Madre de tu Hijo, avancemos animosos en la vivencia de la fe y, hechos partícipes de la mesa de tu Reino, merezcamos glorificarte con ella en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.