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No a las matanzas de inocentes y al comercio indiscriminado de armas

En apenas 10 días, hemos asistido horrorizados a dos tiroteos en Estados Unidos con numerosas muertes de personas inocentes:

  • El 14 de mayo de 2022, en la ciudad de Búfalo (Nueva York, Estados Unidos) una persona armada irrumpió en un supermercado, mató a 10 personas e hirió a otras 3. Once de las víctimas eran personas afroamericanas. El ataque, de claro tinte racista, lo transmitió en vivo en una red social; previamente había publicado un manifiesto donde se describía a sí mismo como un supremacista blanco.
  • El 24 de mayo, una nueva barbarie estremeció el corazón de toda persona de bien del mundo: un joven de 18 años irrumpió en un centro escolar infantil de Uvalde (Texas, Estados Unidos), llevándose por delante la vida de 19 niños y dos profesores, antes de ser abatido por la policía. Los detalles del caso (que aún se están revelando) son estremecedores: un joven compra sin apenas control alguno dos rifles, balea a su propia abuela para dirigirse posteriormente a un colegio y disparar indiscriminadamente a todo ser humano que se cruza.

Como en tantas otras ocasiones anteriores, se vuelve a poner a la palestra el derecho a portar armas en Estados Unidos, garantizado por la Segunda Enmienda de su Constitución (aprobada el 15 de diciembre de 1791, hace más de 230 años).

Seguramente, las personas que cometen estos crímenes bárbaros tienen problemas emocionales, psicológicos, o padecen alguna enfermedad mental, y llevan a cabo estas masacres por motivos aún desconocidos, quizás por placer o por sensación de poder, estimulados por el cine o por la realidad social en la que viven, y utilizan las armas para dañar a los demás. Las armas en sí mismas no son malas ni buenas, dependerá del uso que la gente haga de ellas (para protección personal o para delinquir). La compra de armas debería ser algo más restringido y de más difícil acceso para un ciudadano común.

En 2020, el 42% de los estadounidenses afirmaban tener al menos un arma de fuego en sus casas[1],​ aunque esta proporción podría ser mucho mayor ya que los datos solo recogen a aquellas personas que quieren revelar voluntariamente si poseen un arma de fuego o no. Con el 4% de la población mundial, Estados Unidos posee el 46% de las pistolas y fusiles registrados en todo el planeta (393 millones, de un total de 857 millones). En Estados Unidos se han producido más de la mitad de los tiroteos masivos más mortíferos del mundo en los últimos 50 años, y sus ciudadanos tienen 20 veces más probabilidades de morir por la violencia de las armas que los de otras naciones desarrolladas[2]. A pesar de estos demoledores datos, a pesar de las periódicas matanzas a inocentes, el apoyo a la posesión de armas sin restricciones sigue siendo amplio entre la población estadounidense. Tampoco hay que desdeñar el poder de la industria armamentística estadounidense, capaz de influir políticamente en los gobernantes mediante su apoyo económico o de voto de sus seguidores. Como dijo el Foro Económico Mundial hace 4 años: «Estados Unidos es una anomalía planetaria. Ningún otro país cuenta con tantas armas de fuego por habitante, y ningún otro país sufre con tanta frecuencia las devastadoras consecuencias de los tiroteos masivos»[3].

Muchos ciudadanos estadounidenses parecen haberse resignado a que «no haya forma de prevenir esto»[4]. A pesar de la masiva ola de rechazo y la compasión por las víctimas y sus familias, a pesar de las encendidas proclamas de algunos políticos, posiblemente nada cambie y en poco tiempo este luctuoso suceso pasará a la historia negra de la nación y todo seguirá igual, hasta que otro incidente semejante vuelva a remover las conciencias.

Como creyentes no podemos admitir este tipo de situación. Al igual que el papa Francisco, ante cientos de peregrinos en la mañana del 25 de mayo, durante la audiencia general del miércoles, debemos levantarnos y decir: “Es hora de decir basta al comercio indiscriminado de armas” y buscar activamente soluciones “para que tragedias como ésta no pueden volver a ocurrir”.

Nos unimos al dolor de las familias destrozadas por esta y anteriores masacres, y oramos por los fallecidos y por los que hoy sufren, de manera inimaginable, su pérdida.

Equipo de comunicaciones de la Familia Vicenciana

Notas:

[1] Cfr. https://news.gallup.com/poll/1645/guns.aspx

[2] Cfr. https://www.theonion.com/no-way-to-prevent-this-says-only-nation-where-this-r-1823016659

[3] Cfr. https://es.weforum.org/agenda/2018/02/australia-confisco-las-armas-a-sus-ciudadanos-y-desde-entonces-no-ha-tenido-tiroteos-masivos/

[4] Cfr. https://www.theonion.com/no-way-to-prevent-this-says-only-nation-where-this-r-1823016659