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Hna. Birgit Weiler: “Cuando entendemos la Creación como don confiado descubrimos nuestra responsabilidad de cuidar”

En un momento de emergencia climática, mucha gente esperaba más de la COP26, entre ellos la Hna. Birgit Weiler. Según la religiosa alemana, misionera en Perú, nadie se atreve a dar el primer paso y los países del Norte no están dispuestos a asumir las consecuencias de los efectos provocados por ellos mismos.

La religiosa afirma que son necesarios “cambios en nuestro modo de vivir como Iglesia”, insistiendo en “un estilo de vida donde esté presente el cuidado de la Creación”. Se trata de dar pasos, de establecer alianzas entre diferentes organizaciones, de crear redes. Para ello, el camino, es asumir “lo que el papa Francisco, en Laudato Si llama la valiente revolución cultural, para llevar a la práctica la propuesta de los pueblos originarios y comunidades afrodescendientes, que tienen mucho que decirnos”.

Un desafío es “descolonizar las relaciones, y eso implica la apertura a un aprendizaje mutuo”, vivir una conversión cultural, entender desde la fe que somos parte de la Creación. También presionar ante los organismos internacionales, levantar la voz con respecto a la grave situación que se vive en Brasil, buscando impulsar políticas públicas en favor de “una justicia climática y el cuidado de los bienes comunes para todas las personas”.

Recientemente fue encerrada la COP26, y mucha gente dice que no se alcanzaron los objetivos. ¿Por qué esa falta de voluntad política para asumir propuestas como las realizadas por el Papa Francisco, que una vez más tanto ha insistido en una conversión ecológica?

Hay un profundo dolor, pues en un momento ya no de crisis, sino de emergencia climática, donde urge dar pasos mucho más decisivos, las decisiones que se tomaron se quedaron muy atrás en comparación con lo que hubiera sido necesario para lograr frenar el calentamiento y no superar los 1,5 grados.

Tengo la impresión, escuchando a personas que participaron, tanto de parte de organizaciones eclesiales y también de otras organizaciones, como también de científicos que intentaron asesorar, que en política el lema es quien se atreve a dar el primer paso, y los países del Norte no han respondido suficiente a las solicitudes de países del Sur global a ayudarles, también con soportes y apoyos financieros para que puedan dar los pasos.

También faltó que países del Norte global asuman las consecuencias, pues han sido quienes más han contribuido a los gases de efecto invernadero y todo lo que eso implica. El papa Francisco, en reiteradas oportunidades, ha intentado decir que hay una deuda de los países del Norte global hacia el Sur global, respecto a la crisis climática. Pero ahí tengo la impresión de que lo que frena a más de un político es cuando hay cifras concretas, cuánto hay que pagar, cuánto hay que invertir en fondos para realmente lograr el cambio de la economía y en modos de vivir para lograr la reducción efectiva de los gases invernadero. Tiene que venir mucha más presión hacia los políticos desde la sociedad civil, tanto en el Norte global como en el Sur global.

Birgit Weiler Sínodo

Habla de presión a los políticos. El Magisterio del Papa Francisco en Laudato Si, el discurso a los movimientos populares en Bolivia, Querida Amazonía, mensajes a las COP, es claro. ¿Por qué ese Magisterio no es asumido por toda la Iglesia?

Por un lado, en nuestra Iglesia católica, la encíclica Laudato Si, en algunos lugares ha sido acogida con mucha decisión, diócesis enteras, prelaturas, vicariatos, se han movido, han hecho sus planes pastorales y han entendido que la ecología integral debe ser una línea transversal, y realmente han dado pasos sucesivos. Han leído juntos Laudato Si, se han preguntado desde la fe qué exige este momento.

Cuando creemos en un Dios de la vida y entendemos la Creación como un don confiado a nosotros y nosotras, y que en la Creación hay bienes comunes para toda la humanidad, descubrimos cuál es nuestra responsabilidad de cuidar estos bienes y también de entender el vínculo estrecho entre cuestiones ecológicas, cuidar el medio ambiente, y cuidar también la justicia y la inclusión de nuestros hermanos y hermanas que tanto sufren, por una pobreza que ha llevado a muchos en la pandemia a la miseria. Hay que renovar el modo de entender y de practicar la economía, lo que el Papa Francisco propone claramente en la Laudato Si y en la Economía de Francisco y Clara, una economía que está al servicio de las personas y de la vida en la Tierra.

Todo esto requiere cambios en nuestro modo de vivir como Iglesia, en nuestras parroquias, en nuestras instituciones eclesiales, y, por lo menos en Latinoamérica y el Caribe, falta dar pasos en muchos ámbitos eclesiales en cosas muy sencillas, reducir decididamente el uso de plástico, cuidar el agua, trabajar con energía solar, no solo predicar, sino vivir un estilo de vida mucho más cuidadoso de la Creación, cuidando de la Tierra.

Laudato Si contiene muchos pasos muy concretos donde todos podemos participar. Falta ser mucho más consecuente en la Iglesia misma, llevar esto a la práctica para que lo que queremos aportar a la sociedad y también al estado, como exigencias para dar pasos para implementar una ecología integral también sea algo que en consecuencia intentamos vivir como Iglesia.

Papa Francisco Laudato Si´

Se refiere a un estilo de vida donde esté presente el cuidado de la Creación. Podríamos decir que, en ese sentido, los pueblos originarios son maestros en ese cuidado. El Sínodo para la Amazonía tuvo muy en cuenta a los pueblos originarios y afianzó el camino común entre la Iglesia y las organizaciones indígenas de la Amazonía, hasta el punto del papa Francisco convertirse en uno de sus grandes referentes. ¿Por qué a otras Iglesia todavía les cuesta escuchar esa voz de los pueblos originarios?

Por un lado, percibo que falta más conciencia en nuestra Iglesia de que lo que son los problemas de la Amazonía, que está realmente acercándose al punto de quiebra, donde sabemos que puede colapsar el sistema ecológico, algo que Carlos Nobre, uno de los asesores del Sínodo amazónico, muy en contacto con REPAM y con CEAMA, dijo, junto a su equipo de investigadores, que probablemente el 50 a 60% de la Amazonía puede convertirse en sabana si superamos este punto de quiebra.

Pero esta conciencia de que esto nos concierne a todos, vivamos en la Amazonía o vivamos en otras partes de Latinoamérica o del mundo, es algo que no está suficientemente presente, aunque haya sido abordado en la Asamblea Eclesial. A veces hay un poco la sensación de que la Amazonía hubiera recibido demasiada atención, pero creo que tenemos que aprender mucho más sobre lo que Laudato Si nos intentó decir, que todo está interconectado, y como hacemos juntos un camino como Iglesias locales para cuidar la Amazonía y acoger la sabiduría de los pueblos originarios de la Amazonía, que también se vincula con la sabiduría de pueblos originarios en la parte andina, con las comunidades afrodescendientes.

Es un buen vivir integral, entre nosotros y con la Tierra, que debe ser un llamado a ser una Iglesia misionera en salida. Entonces, unirnos mucho más en ello y tener presente que si la Amazonía, ecológicamente, va a colapsar, porque este peligro es real en la situación actual, son afectadas también las posibilidades de vida de tantas comunidades, empezando por los pueblos originarios de la Amazonía, que han sufrido mucho por los impactos de la colonización y el actual neocolonialismo.

Hay una responsabilidad, comunidades de pueblos originarios, comunidades afrodescendientes, en primer lugar, y, por supuesto, también otras comunidades amazónicas, hacia la humanidad, de cuidar este espacio. En nuestra Iglesia urge que crezca esta conciencia de una responsabilidad común, y también de valorar lo que los pueblos originarios, en este momento de crisis, están dispuestos a aportarnos para dar pasos concretos en la vivencia de los modos de relacionarnos entre nosotros y con la Tierra, que ayude a salir del momento crítico.

Este cambio profundo, lo que el papa Francisco, en Laudato Si llama la valiente revolución cultural, para llevar a la práctica la propuesta de los pueblos originarios y comunidades afrodescendientes, que tienen mucho que decirnos. Como Iglesia, es ahora, después de la Primera Asamblea Eclesial, un reto y un llamado a que tomemos esto en serio y demos pasos concretos.

La alianza para mí es clave, entre la COICA, que agrupa la mayoría de los pueblos originarios de la Amazonía y REPAM, es muy importante. Forcemos esto y extendamos esta red. En REPAM ya hemos hablado que hay que entender este territorio de la Amazonía como algo mucho más conectado en nuestra conciencia con el territorio de Latinoamérica y el Caribe en su conjunto.

Asamblea Eclesial lunes

En la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe la escucha y la sinodalidad han formado parte de su metodología. También han sido escuchado los pueblos originarios, y sus aportaciones aparecen recogidas en el Documento para el discernimiento comunitario, en cuya elaboración usted ha participado. ¿Es este el camino que puede ayudar a tomar conciencia y asumir como Iglesia esa voz que viene de los pueblos originarios, y con ellos aprender a cuidar de la Creación?

Sí, porque en todo el proceso del Sínodo amazónico, en la fase de la escucha, en el Sínodo mismo y en lo que recoge el papa Francisco en Querida Amazonía, quedó algo muy claro, que también se expresó con mucha claridad en el Documento Final. Hay un llamado a superar relaciones coloniales, no solo en la sociedad, sino también en nuestra Iglesia. Descolonizar las relaciones, y eso implica la apertura a un aprendizaje mutuo, pero en primer lugar escuchando los pueblos originarios y las comunidades afrodescendientes, qué nos aportan de luces, de sabiduría a lo largo de generaciones.

Cómo vivir la conversión que necesitamos quienes somos de otros espacios culturales, para ver, pensar y también sentir profundamente que hay un vínculo con la Tierra, que somos de esta Tierra, lo que recalca también Laudato Sí. Solo si sentimos desde la fe que somos parte de la Creación, que estamos como parte de este tejido de vida, tan sabiamente construida, generada. Solo cuidando de este tejido de vida hay un buen futuro para nosotros los seres humanos en alianza con los otros seres vivos.

Los pueblos originarios, y también las comunidades afrodescendientes, tienen esta noción muy profunda y buscan vivirla. A veces se dice que esto es idealizar a los pueblos originarios y las comunidades afrodescendientes, porque también a veces tienden a agredir el medio ambiente. Ahí hay que decir que estos pueblos también viven bajo una enorme presión de proyectos extractivistas y que hay tentativas de dividir a los pueblos originarios por parte de empresas, y hay líderes débiles que ceden a ofertas económicas u otros beneficios, y no viven con fidelidad esta cosmovisión.

Pero hay otros que sí, y hay mucha gente joven que recupera este compromiso desde una cosmovisión donde se entiende muy bien que el ser humano tiene que aprender a vivir en comunión con los otros seres humanos y con la Tierra como algo fundamental, y entender que todo está interconectado. Solo desde esta noción podemos tener un buen vivir, un vivir con una felicidad profunda y vamos a poder tener futuro. Si seguimos impactando en el tejido de vida de la naturaleza, sin preguntarnos cuáles son los impactos muy dañinos, es un camino de suicidio para la humanidad.

Indígenas en la Amazonía_opt

Podemos decir que el Papa tiene un poder moral y es escuchado. ¿Cuáles son los pasos que deberían ser dados para que ese poder moral también se traslade a un poder político que afecta en la toma de decisiones en referencia a la ecología y el cuidado de la Creación?

Diferentes instancias de la Iglesia católica, no solo en Latinoamérica, sino también en alianzas a nivel mundial, están tratando de levantar su voz en contextos y organismos internacionales, aportando nuestra voz como Iglesia en instancias internacionales donde se toman decisiones, como la Unión Europea, donde se han hecho presentes las injusticias ecológicas, económicas, culturales, cometidas en Latinoamérica y el Caribe por el extractivismo. Presionar para que se tomen medidas en favor de una ecología integral entre la Unión Europea y países de Latinoamérica y el Caribe.

Se busca también como levantar la voz con mayor fuerza respecto a la situación tan grave en Brasil, y todas las consecuencias en relación con la selva tropical en la Amazonía y las amenazas a la sobrevivencia de los pueblos originarios. Lo mismo vale para las alianzas entre el Celam, REPAM, CEAMA y las Naciones Unidas. Eso es un trabajo muy importante de nuestra Iglesia, porque es global y acompaña a los pueblos originarios y otros pueblos y movimientos sociales para hacer oír sus voces, sus reclamos y sus propuestas, necesarias para una política pública que parte de una ecología integral.

A la vez, que la Iglesia aporte en los ámbitos de los diversos países para que en las sociedades mismas se realicen también políticas públicas más orientadas hacia una ecología integral, y que la sociedad civil, las múltiples organizaciones de movimientos populares, del Movimiento Laudato Si, muchas iniciativas desde la sociedad civil, que la Iglesia se una a otros actores en la sociedad civil para presionar y que así se realicen políticas públicas que realmente contribuyan a reducir los gases invernadero y que apliquen pasos hacia una economía con una visión integral, una justicia climática y el cuidado de los bienes comunes para todas las personas.