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España pierde un tercio de sus seminaristas en apenas dos décadas

El próximo 19 de marzo, solemnidad de San José, se celebra el Día del Seminario. Este año bajo el lema, “Padre y hermano, como san José». En las comunidades autónomas en las que no es festivo, se celebra el domingo más cercano. En este caso, el 21 de marzo.

El objetivo de esta jornada es reflejar la figura de San José, en los sacerdotes, en un año en el que, si cabe, este santo ha tomado un mayor protagonismo tras declarar el Papa el Año de San José.Los datos no invitan al optimismo. Después de semanas de solicitarlo, la Conferencia Episcopal ha publicado los datos correspondientes al curso 2019-20, donde se observa un brusco descenso en el número de seminaristas, apenas 1.128. 

O, lo que es lo mismo, un tercio menos que a comienzos de siglo, cuando los seminaristas españoles alcanzaban 1.736. Y eso que, entonces, ya se pudo sentir el descenso, mitigado unos años después por la última visita de Juan Pablo II. 

Uno de cada cinco, kikos

Y la crisis no queda ahí. Dado el impacto del coronavirus y las dificultades que se están observando, algunos responsables de seminarios se hacen, en privado, la siguiente pregunta: ¿Llegamos al millar de seminaristas en España? Y eso contando los Seminarios Redemptoris Mater, del Camino Neocatecumenal, que actualmente suponen casi una quinta parte de todas las vocaciones al sacerdocio en nuestro país.

La Conferencia Episcopal aún no ha publicado los datos relativos al presente curso, pero distintas fuentes consultadas por RD apuntan a que, por primera vez en la historia, el número de seminaristas podría haber bajado del millar

El tema sí se abordó en la pasada Comisión Permanente, donde los obispos conocieron de primera mano los nuevos (y preocupantes) datos. Así, la CEE ha puesto en marcha el Plan de formación sacerdotal Formar pastores misioneros, con el que la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios quiere hacer una profunda renovación formativa en los seminarios.

¿Soluciones? No aparecen a la vista (ni siquiera se plantean un debate sobre ello), aunque algunos obispos confían en que, tras la pandemia, se dé una vuelta a la religiosidad, y puedan volver a surgir vocaciones al sacerdocio.