Usted está aquí

El amor de Santa Teresa por su sobrina, primera carmelita americana

El amor de Santa Teresa por su sobrina, primera carmelita americana

Teresa de Jesús, Teresita o también “Teresa la Quiteña”. Nacida el 25 de octubre de 1566 en Ecuador, Teresa de Ahumada –que luego fuera monja carmelita descalza-  es recordada como la sobrina americana de la santa Teresa de Jesús.

“Nació nuestra hermana Teresa de Jesús en las Indias, en la ciudad de Quito, a 25 de octubre, viernes, dos o tres horas antes que amaneciese, año de 1566. Baptizóse en la dicha ciudad, a cuatro días del mes de noviembre del dicho año por el Señor Canónigo de Soto; fue su padrino Hernando de la Parra y su mujer Doña Francisca Corral. Esto es a la letra la partida que se sacó por fe de notario del libro que tenía el cura de Quito de la iglesia mayor, adonde se asientan los que se batpizan en la dicha iglesia. Es hija del Señor Lorencio de Cepeda y de Doña Juana de Fuentes”.

Así lo establece este extracto publicado en el Libro de Entradas y Profesiones del Monasterio de San José de Ávila (archivo histórico) y reproducido en un texto de José Antonio Benito Rodríguez -de la Universidad Sedes Sapientiae Lima (Perú)-  titulado «Teresa de Ahumada, primera carmelita americana, sobrina de Santa Teresa».

Según diversas reseñas, como una publicada por Real Academia de la Historia, hija de Lorenzo de Cepeda y Juana Fuentes, Teresita perdió a su madre al año de su nacimiento (14 de noviembre de 1567) y con el paso de los años su padre empezó a proyectar su regreso a España.

Teresa de Ahumada llegó a Sevilla en 1575, ciudad en la que sería admitida en el Carmelo. Pero la propia Santa Teresa de Ávila vivió ese proceso de acogida con gran gozo, siendo que su sobrina ya había aprendido a leer y escribir antes de llegar a España. A los 10 años ya vestía con su hábito de carmelita  (marrón y capa blanca) e inició el noviciado en 1581.

El amor de Santa Teresa por su sobrina se hace latente a través de diversos comentarios y publicaciones (ver aquí) . Una de ellas, por ejemplo, una carta del 7 de agosto de 1580 en la que afirma: “Para mi querida hija la hermana Teresa de Jesús”.  En la misma termina utilizando el mismo concepto a través de estas palabras: “Dios os me guarde, mi hija, y haga tan santa como yo le suplico”.

Pero también aparece el testimonio del capellán del Monasterio de la Encarnación por muchos años, monseñor Nicolás González Ruiz, quien hace referencia al significado de la sobrina en vida de Santa Teresa.

A continuación otra cita que aparece en el trabajo de Rodríguez:

“Lo que una hija para una madre. ¡Que ya es decir! Teresa se sentía mayor y enferma cuando se encontró con su sobrina. Las Fundaciones la habían machacado hasta los huesos, especialmente la de Sevilla. Estaba cansada de verse como Priora, y de que sus monjas se postraran ante ella con respeto y asombro. Necesitaba una niña en su vida, de su misma sangre, para volcar sobre ella toda su afectividad de madre”.

Teresita también supo testificar y trabajar en la causa de canonización de su tía. Falleció el 10 de septiembre de 1610 a la edad de 44 años, pero este sencillo acercamiento vale la pena ser considerado para conocer a la sobrina americana de la santa.

En tanto, vale la pena recordar también que Santa Teresa tuvo 10 hermanos, de los cuales siete se establecieron en América (como tantos españoles en aquella época). Debido a esto, mantuvo con ellos diversos intercambios epistolares que de alguna manera dejan de manifiesto el vínculo permanente con familiares y personas del otro lado del océano.

Publicado originalmente en Aleteia