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«Cuando Nuestra Señora llama, ella llama»

A los 21 años, Roberta, una joven de raíces italianas y griegas, hizo su primera confesión en Medjugorje durante una peregrinación a la que inicialmente no quería asistir. Nacida en la Iglesia ortodoxa y bautizada según el rito bizantino, Roberta tuvo una relación tibia con la fe durante su juventud, aunque la devoción de su madre, quien redescubrió la fe a través de grupos católicos, fue una influencia importante.

En un período de confusión sobre su futuro, su madre le regaló un viaje a Medjugorje, donde experimentó una profunda transformación espiritual. En ese viaje, Roberta sintió una claridad inesperada y decidió aceptar la invitación del sacerdote para participar en la peregrinación. Durante su estancia, se confesó por primera vez, sintiendo una conexión poderosa con Dios y María.

Esta experiencia marcó el inicio de una fuerte conversión que cambió su vida, llevándola a matricularse en la Facultad de Arquitectura y profundizar en su fe católica, aunque también frecuentaba la Iglesia ortodoxa para honrar sus raíces. Finalmente, Roberta se unió a la Comunidad Mariana Oasis de Paz, adoptando una vida de oración y servicio. Actualmente, estudia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, agradecida por el apoyo de la Fundación CARF, y se dedica a promover la paz y la unidad entre los cristianos.

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