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Trascendencia de la reforma gregoriana

En apariencia, el triunfo del emperador Enrique IV de Alemania era estrepitoso y la derrota de Gregorio VII evidente; pero la obra de ciertos espíritus no se puede juzgar por los éxitos de la política, ni por los golpes caprichosos de la Historia. Gregorio, abatido y muriendo: en el destierro por “haber amado la justicia y odiado la iniquidad”, permanece como el gran vencedor.

La reforma gregoriana renovó las costumbres del clero y modificó completamente la naturaleza de las instituciones establecidas. En adelante, la Iglesia, la Iglesia divina, se hallará libre del engranaje imperial. Gregorio salvó su libertad; él conquistó para ella y para el papado esta “exención” total que constituía la gloria de todos los monasterios, y fijó con caracteres indelebles la autoridad de San Pedro.

Conmoción por el asesinato de Tomás Becket

Casi en el mismo tiempo, Santo Tomás Becket, antiguo Canciller de Inglaterra, arzobispo de Cantorbery, San Estanislao de Cracovia, víctima del rey de Polonia Boleslao II, pagaron con su vida la resistencia que oponían a los príncipes.

Ampliación de los  dominios de la Iglesia

Después de Gregorio VII, pero sobre todo después de Inocencio III, la Iglesia, libre de la tutela imperial, había llegado a ser en el mundo occidental una alta potencia política y una fuerza rectora.

Inocencio III amplió los dominios de San Pedro en Italia: el “patrimonio” tradicional que habían constituido las donaciones de Carlomagno o de Otón I fue alargado al norte, en Toscana, por la adquisición de los bienes de la condesa Matilde (legados a GregorioVII); al oeste y al sur, por el notorio afianzamiento del poder pontificio sobre “la marca” de Ancona, Espoleto, Benevento y sobre la Campania; Córcega y Sicilia sustituyen igualmente a sus gobernantes o legados nombrados por Roma. Así, el Estado pontificio llega a ser una monarquía que, toma ya un carácter nacional  cuyos recursos económicos y militares no son despreciables. En torno a este reino puramente italiano se desarrolla, sobre todo en el circuito de Europa, una verdadera constelación de Estados vasallos

Historia Ilustrada de la Iglesia. Georges de

Pinval y Romain Pittet. EPESa, Madrid, 1956.