Su formación y la de sus hermanos fue encomendada al Padre Juan Dlugosz y al profesor Calímaco. El Padre Juan era polaco y dejó fama de ser muy sabio y muy santo, pero su honor le viene por haber encaminado a San Casimiro hacia la santidad. El Profesor Calímaco era un gran sabio; fue secretario del Papa Pío II, y después estuvo 30 años en la corte del rey de Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes.
Casimiro durante el día estaba sumamente ocupado ayudando a su padre a gobernar los reinos de Polonia y de Lituania, por lo que aprovechaba el descanso y el silencio de las noches para pasar horas adorando a Jesús en la Santa Hostia. Tuvo gran dedicación a los pobres.
Enfermó de tuberculosis, y el 4 de marzo de 1484, a la corta edad de 26 años, murió santamente dejando edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo sepultaron en la capilla de la Santísima Virgen de la Catedral de Vilma, capital de Lituania. Fue canonizado por Adriano VI.
