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San Antonio, siempre presente en nuestras vidas

De acuerdo con el espíritu franciscano, la vida de los frailes era de absoluta pobreza. En cierta ocasión, el fraile encargado de la cocina advirtió a San Antonio de que aquel día la despensa estaba vacía y no tenían nada para comer.

Con mucha serenidad, el Santo le ordenó que fuera a la casa de una generosa benefactora, que poseía una gran propiedad, a pedirle algunas hortalizas.

A pesar de estar lloviendo a raudales, la piadosa señora mandó a una criada que fuese a la huerta, que estaba distante de la casa, a recoger las verduras.

Aunque un poco malhumorada con aquel inesperado e incómodo, la sirvienta obedeció. Al poco, quedaba maravillada al ver que a pesar de la lluvia torrencial que caía, no se mojaba. ¡Sus ropas, la cabeza, los pies, permanecían secos!

Recogió las hortalizas de la huerta y fue a llevarlas al convento, volviendo completamente seca a su casa. La noticia corrió como el viento y San Antonio se convirtió enseguida en el gran valedor de los hombres del campo, que imploraban su intercesión ante las inclemencias del tiempo.

San Antonio en la plenitud de su apostolado

El hecho anterior ocurrióen los años(1224-1227), en que San Antonio estuvoen el sur de Francia, para predicar en los lugares infestados por la herejía albigense. De esta misión en Francia dan noticia las "Leyendas" Benignitas[i] Rigaldina[ii], recogidas con datos y tradiciones locales. Entre los lugares que se mencionan que visitó San Antonio,están las ciudades de Montpellier, Toulouse, Puy, Burdeos, Brive-la-Gaillarde, Bourges, Arles, Limoges. En estos mismos años habría enseñado teología, al menos, en Toulouse y Montpellier, ciudad ésta en la que los Dominicos habían creado un "Studiumgenerale" y los Franciscanos probablemente intentaran hacer otro tanto y, por eso, llamaron a San Antonio, secundando la petición del Papa Honorio III de enviar predicadores capaces de sostener un apostolado difícil en medio de los movimientos heréticos de la zona, predicación que se transformó en "cruzada", cuando la misión pacífica de exhortación y conversión se mezcló con otros intereses y reformas necesarias, prolongándose hasta 1229.

En esta etapa de predicación en Francia, San Antonio tenía en Montpellier un curso de predicación. Durante el sermón en la Catedral, se acordó que aquel día le tocaba cantar el aleluya durante la Misa conventual, que se celebraba en su convento, y no había pedido a nadie que le reemplazara. Entonces suspendió, momentáneamente, el discurso, se puso la capucha sobre la cabeza y quedó inmóvil por algunos minutos.

¡Maravilla! En el mismo momento, los frailes lo vieron en el coro de su iglesia y le oyeron cantar el aleluya. Al término del canto los fieles de la Catedral de Montpellier le vieron como sacudirse del sueño y retomar el sermón. De este modo Dios demostró cuán gratas le eran las actividades del siervo fiel.

En Bourges tomó parte en el Sínodo, que celebró aquella ciudad el 30 de Noviembre de 1225, en el que se decretó la guerra contra los albigenses, a pesar de la oposición del Obispo de la ciudad, Simón de Sully. En Brive-la-Gaillarde, en 1226, fundóun convento eremitorio, donde, en la actualidad, se visitan las grutas de San Antonio.

A finales de 1226 tomó parte en el Capítulo de la provincia de Provenza, convocado en Arles, donde sería nombrado "custodio". Mientras predicaba San Antonio a los frailes, sobre las palabras de la condena de Jesús en la cruz "Jesús Nazareno, Rey de los Judíos", se apareció San Francisco, según cuenta Tomás de Celano, bendiciendo a los frailes.

 


[i]Se considera anónima y redactada a comienzos del s. XIV por un franciscano

[ii]escrita por el franciscano Jean Rigauld, natural de Limoges, Ministro Provincial en 1298