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Pequeñas metas para liderar tu mejora del carácter

Las consecuencias son resultados y cuando tienen un tinte negativo deben contemplarse como una fuente de aprendizaje.

El pasado mes hacía referencia, en el artículo “Cómo trabajar tu propio carácter”, que es un error querer ser –por comparación– como “esa persona que nos hechiza”. Que lo correcto es aspirar a ser una misma, uno mismo, apuntalando los puntos fuertes que se tienen y trabajar los puntos débiles para progresar en la madurez a corto, medio y largo plazo. Ese debe ser el ámbito donde hay que enfocar el esfuerzo y proponerse pequeñas metas para liderar tu mejora del carácter.

Pensando en cómo motivar el enfoque de la mejora del carácter, me he detenido a formular una serie de cuestiones que pueden ayudarte a concretar metas. Son estas…

¿Te propones pistas de frenada cada fin de semana, para regular las incongruencias que puedas tener?

Ante un conflicto ¿sueles buscar diversas alternativas? ¿Sueles hacer algo para controlar los sentimientos que te surgen?

¿Recuerdas más lo negativo que lo positivo? ¿Valoras lo que eliges y lo que vas a hacer? ¿Con qué criterio?

¿Te sobrepones con cierta rapidez ante las malas noticias?

¿Procuras plantearte los retos apoyándote en tus puntos fuertes? ¿Los conoces?

¿Consideras las dificultades como retos temporales?

¿Abandonas los compromisos cuando dejas de sentir el gusto o el placer inicial?

¿Valoras sólo los hechos o juzgas a las personas por lo que has oído de ellas?

¿Antepones tus ideas a las de los demás? ¿Sueles escuchar sus razones? Las quejas restan calidad a tu personalidad ¿abundan en tu día a día?

¿Tienes presente que disculpar lo hace cualquiera, pero perdonar es sólo de almas grandes? Quien perdona olvida el agravio que le han hecho.

¿Qué vas a hacer hoy para salir de tu zona de confort?

¿Dedicas un tiempo a reflexionar cada día?

¿Te propones como objetivo preguntar lo que no entiendes?

¿Luchas por no “dejarte llevar” por los impulsos?

¿Luchas contra la tendencia a dejar las tareas para más tarde?

¿Tienes personas de confianza a quienes recurrir cuando tienes problemas?

Es bueno que consideres estos y otros interrogantes que te sirvan para replantear tu lucha personal y madurar. ¡Ánimo!