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Los arcángeles

Los arcángeles merecen una mención singular y que se les dedique una atención especial, sobre todo a los tres más conocidos.

En el libro de Tobías o Tobit, San Rafael dice que los arcángeles en total son siete: “Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles santos que asistimos delante del Señor y presentan las oraciones de los santos y entran en la presencia de la gloria del Santo” (Tob 12,15). Al parecer, son propiamente “los siete ojos del Señor que recorren toda la tierra”, según el texto de Zacarías (Zac 4,10). No obstante, algún comentarista ha señalado que no consta necesariamente que el número siete deba entenderse necesariamente de manera matemática, ya que en la Biblia contiene un valor simbólico muy notable, referido a la perfección de Dios. Sin embargo, la Tradición cristiana comúnmente ha tomado el número de forma literal y, conforme a los textos canónicos y a ciertos relatos apócrifos del Antiguo Testamento, ha dado nombre a cada uno de los siete: Miguel, Rafael, Gabriel, Uriel, Baraquiel, Yehudiel y Zeadquiel. En el primer libro de Enoc o Henoc, apócrifo, se les llama Uriel, Rafael, Ragüel, Miguel, Saraqael, Gabriel y Remeiel (1Hen 20; en 1 Hen 40,9 se denomina Fanuel a Uriel, pero todas las demás veces que éste aparece, y son abundantes y destacadas, se le llama Uriel). Hay quien los ha puesto en relación con las siete divinidades astrales de los babilonios y ha querido ver en ellos los siete espíritus o ángeles (Amesha-Espentas) del Avesta persa (el libro sagrado del zoroastrismo – mazdeísmo), pero tal afirmación no parece de mucho fundamento: en realidad éstos son seis, ya que el número siete se obtiene contando a “su padre” Ahura-Mazda (el principio o dios del bien), y además son más abstractos que concretos y personales, a diferencia de lo que se observa en la Biblia.

San Miguel, San Rafael y San Gabriel aparecen en textos canónicos de uno y de otro Testamento, mientras de los otros cuatro arcángeles sólo se habla en textos apócrifos, pero que la Tradición judía o parte de ella y quizá más aún la cristiana han tenido presentes en ocasiones para varias cuestiones de angelología. Según 1Hen 40, los tres primeros y San Uriel o Fanuel permanecen a los cuatro lados de Dios alabándole.

Parece interesante recoger el mencionado y breve texto apócrifo de 1Hen 20 (consta de siete versículos), donde se da el nombre de los siete arcángeles y sus funciones: “Éstos son los nombres de los santos ángeles que vigilan: Uriel, uno de los santos ángeles, que es el ángel del trueno y del temblor; Rafael, uno de los santos ángeles, el encargado de los espíritus de los hombres; Ragüel, uno de los santos ángeles, el que castiga al universo y a las luminarias; Miguel, uno de los santos ángeles, encargado de la mejor parte de los hombres y de la nación; Saraqael, uno de los santos ángeles, encargado de los espíritus del género humano que hacen pecar a los espíritus; Gabriel, uno de los santos ángeles, encargado del paraíso, las serpientes y los querubines”. Remeiel aparece en un duplicado del texto apócrifo citado, en un octavo versículo, y se dice de él que está sobre los que resucitan

Estos nombres tienen el siguiente significado: Uriel es “luz de Dios”; Rafael” quiere decir “Dios cura” o “medicina de Dios”, y de hecho en el judaísmo posterior se convirtió en el patrono de los médicos; Ragüel, “deseo de Dios”; Miguel significa “quién como Dios”; Saraqael es probablemente la corrupción interna del nombre Sarel o Sariel; y Gabriel es “varón de Dios” o “fortaleza de Dios”.

Los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael se celebran actualmente el 29 de octubre, fecha tradicional de la fiesta del primero, pues los otros dos las tenían respectivamente el 24 de marzo (víspera de la Anunciación a Nuestra Señora que él protagonizó) y el 24 de octubre.