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Europa: Una obra colectiva basada en el cristianismo

Escritor

La doctrina de Jesús, acaba siendo la semilla de una religión expansiva.

El Maestro no veta a nadie y acoge con amor a quienes se le acercan. Con la llegada de su doctrina al imperio romano los humanizados dioses de Roma ceden paso ante una realidad que basada en un conjunto de normas de obligado cumplimiento; los dogmas y con un avanzado comportamiento moral, hacen que la población europea adquiera nuevos y diferentes comportamientos. En poco tiempo, los europeos, creyentes o no, quedarán impregnados de sus principios, que evolucionarán en paralelo al concepto de pertenencia a la idea del Continente.

Lo que había nacido como una religión asiática, hacia el siglo IV, se convierte en la religión de los europeos. Las discusiones sobre algunos de sus dogmas se extendieron por tierras de Asia, lo que condujo a una paulatina separación entre Orientales y Occidentales.

El cristianismo, convertido en la religión de Europa

Cuando, a comienzos del siglo VIII, los soldados del islam, desembarquen en las tierras de Andalucía, la batalla se librará entre cristianos e islamitas. Los monarcas europeos se identifican con su religión. Jóvenes caballeros de todos los lugares del Continente vendrán a defender sus creencias, costumbres y modo de vida, al norte de la península Ibérica. La Iglesia, mediante la concesión del rango de Cruzada al enfrentamiento, servirá de apoyo a la Reconquista. Cuando, en Poitiers, el ejército europeo derrote a los árabes, se hablará de una actuación europea frente al invasor.

El cristianismo, convertido en la religión de Europa, servía de lazo de unión a quienes lo profesaban. Se legitimó la lucha contra los paganos, aún no cristianizados. Hasta ese momento, el tránsito se realizó con dolor. Los cristianos tuvieron que sufrir múltiples persecuciones y muchos de ellos pagaron su vida la defensa de su religión.

El triunfo de la palabra de Jesús no se produjo de manera homogénea. En las ciudades, el avance del cristianismo fue muy temprano y general, en los campos más apartados convivió muchos años con antiguos cultos paganos.

Europa, construida con los aciertos y los errores de sus ciudadanos, a lo largo de su historia, ha ido desarrollando una serie de valores que la han conformado como lugar de libertad e igualdad. Tras la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII, aparecieron las fábricas y se cambiaron las formas de vida. Desde finales del pasado siglo muchos de sus paradigmas, han ido cambiando. La crisis de 2008 modificó la manera que los europeos tenían de contemplar su entorno, ahora, más hosco y primitivo.

Europa ha dejado de ser el centro del mundo

Hoy, Europa ha dejado de ser el centro del mundo para convertirse en un espacio más del planeta.

Como una ansiosa muchacha curiosa, estuvo muchos años persiguiendo al mar del Oeste. Su vocación atlántica había nacido de su geografía, más sinuosa a medida que se aproxima al mar. Los europeos dedicaron parte importante de sus esfuerzos a mejorar el futuro de sus habitantes. Los griegos, en un intento por alargar el comercio, abrieron la ruta a las islas británicas. Con su llegada a las tierras del ámbar, cerraron el periplo continental.

La geografía del Continente parece diseñada para el tamaño de los seres humanos. Es posible que, sólo sea una gran península de Asia y fueran sus habitantes quienes la convirtieron en Continente.

No se puede obviar que Europa es fruto de su Historia. De sus momentos tristes y de sus horas gloriosas. En varias ocasiones estuvo a punto de desaparecer. Criticada por unos y otros, su perdurabilidad en el tiempo parecía depender de decisiones que debían adoptarse lejos de ella. Finalmente, sus valores tradicionales prevalecieron sobre las amenazas que debía enfrentar. Su última gran crisis finalizó en 1945 y su madurez política, pareció alcanzarse hacia 1975. Sin embargo, sería erróneo pensar que sus problemas han terminado y sus angustias desaparecido. Surgen nuevos dilemas que le llegan de fuera de sus fronteras y algunos, generados por sus propios habitantes.

Momento crucial

Actualmente, Europa se halla en uno de sus cruciales momentos. Su posición geoestratégica sigue siendo envidiable, sus poblaciones son las más libres del mundo y el nivel de vida se sigue manteniendo en unos envidiables estándares de calidad.

Aunque no es la primera vez, las políticas populistas invaden la vida pública y el aire parece volverse irrespirable. Las ideologías parecen haber desaparecido, los valores no se reconocen en un mundo materialista y egoísta. Al señalar al pasado, tampoco se puede afirmar que cualquier tiempo pasado fue mejor; el siglo XX fue el más sangriento de su Historia. Nadie parece creer en nada. La mediocridad y el servilismo se han convertido en protagonistas de una sociedad en la que nada es lo que parece y las dosis de corrupción son elevadas.

Hoy más que nunca, se hace preciso recuperar la Europa cristiana que nos legó la Edad Media. Valores transcendentes para un nuevo mundo condenado a reinventarse. El esfuerzo debe continuar. Europa será lo que los europeos queramos que sea.