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El Mensaje de Fátima y la situación calamitosa del mundo en nuestros días

La comunión de los santos

Para entender el conjunto de visiones y comunicaciones con que Lucía, Francisco y Jacinta fueron favorecidos, hay que tener en cuenta, ante todo, la doctrina católica sobre la comunión de los santos. Las oraciones y méritos de una persona pueden beneficiar a

otras e incluso a naciones enteras.

Nuestra Señora vino, pues, a solicitar oraciones y sacrificios a los tres. A Jacinta y Francisco les pidió también el holocausto de la vida, ofreciéndose como víctimas expiatorias por los pecados de los hombres. La Madre de Dios hizo estos pedidos en vista de la situación religiosa en que se encontraba el mundo en la época de las apariciones, es decir, en 1917.

Nuestra Señora señaló dicha situación como altamente calamitosa. La impiedad y la impureza habían dominado la tierra a tal punto que para castigar a los hombres había estallado una verdadera hecatombe, que fue la Primera Guerra Mundial. Esa conflagración terminaría en breve y los pecadores tendrían tiempo para corregirse, atendiendo el pedido de Fátima.

Si ese pedido fuese oído, la humanidad conocería la paz. En caso de que no fuese oído, vendría otra guerra aún más terrible.

Y, en caso de que el mundo continuase sordo a la voz de su Reina, una suprema hecatombe de raíz ideológica y de proporción universal, implicando una grave persecución religiosa,

Pruebas de la autenticidad del Mensaje de Fátima

Con el fin de probar la realidad de las apariciones, y por lo tanto la autenticidad del mensaje, la Virgen dispuso tres tipos de acontecimientos:

a) La afluencia de un gran número de espectadores en el momento en que Ella hablaba a los videntes. Aunque sólo ellos fuesen los destinatarios inmediatos del mensaje, los circunstantes, haciendo uso de la penetración psicológica común, podían cerciorarse de que los tres niños no mentían ni eran objeto de una ilusión al afirmar que estaban en contacto con Nuestra Señora, sino que realmente oían y hablaban con un ser invisible para los demás.

b) El prodigio de las transformaciones cromáticas y de los movimientos del sol. Ese prodigio se hizo ver en una zona mucho mayor que el lugar de las apariciones, a punto de no poder ser explicado por un fenómeno de sugestión colectiva (sumamente difícil de ocurrir, dicho sea de paso, con las 50 a 70 mil personas que se hallaban en Cova da Iría)

c) Se confirmó la profecía de que poco después de las apariciones de Fátima la Primera Guerra Mundial acabaría; como se confirmó también la profecía de que, no enmendándose la humanidad, otra guerra mundial estallaría. La luz extraordinaria que iluminó los cielos de Europa antes de la segunda conflagración fue un hecho observado en varios países y universalmente conocido. La Señora había prevenido a los videntes de que esa sería la señal del castigo inminente. Y el castigo vino enseguida.

d) La previsión del castigo supremo, que es la difusión del comunismo, comenzó a realizarse poco después de las apariciones. Es importante notar que la Santísima Virgen anunció que Rusia esparciría sus errores por el mundo. Pero cuando esa profecía fue hecha —13 de julio de 1917—, la expresión era más o menos ininteligible.

En efecto, el zarismo apenas acababa de caer, siendo substituido por el régimen burgués de Kerensky, y no se podía saber cuáles serían esos errores rusos, pues es evidente que no se trataba de la difusión de la religión greco-cismática, momificada y privada de toda fuerza de expansión. De este modo, la ascensión de los marxistas al poder en la infeliz Rusia, en el mes de noviembre de 1917, fue, sin duda alguna, el elocuente comienzo de la confirmación de la profecía.

Enseguida, el Partido Comunista ruso inició la propagación mundial de sus errores, lo

que acentuó todavía más la coincidencia entre lo que la Virgen había anunciado y el curso de los acontecimientos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la expansión comunista se acentuó mucho más aún, porque numerosas naciones, subyugadas mediante el fraude y la fuerza, cayeron bajo el dominio soviético. Rusia se convirtió así en un peligro mundial.

¿Se ha correspondido al Mensaje de Fátima?

En Cova da Iría Nuestra Señora formuló dos condiciones, ambas indispensables para que se aparten los castigos con los que Ella nos amenazó. Una de esas condiciones era la consagración de Rusia y del mundo al Inmaculado Corazón de María. Otra la divulgación de la práctica de la comunión reparadora de los cinco primeros sábados.

Parece evidente que esa devoción no se ha propagado hasta hoy por todo el orbe católico en la medida deseada por la Madre de Dios.

Y hay aún otra condición, implícita en el mensaje, pero también indispensable: es la victoria del mundo sobre las mil formas de impiedad y de impureza que lo vienen dominando. Todo indica que esa victoria no ha sido alcanzada, por el contrario, nos acercamos cada vez más al paroxismo en esa materia.

Triunfo del Corazón de María

No obstante, más allá de la tristeza y de los castigos sumamente probables hacia los cuales

caminamos, nos espera el triunfo de su Inmaculado Corazón anunciado también por Ella.

Extractado del artículo “Fátima en una visión

de conjunto”. Plinio Corrêa de Oliveira.

Revista “Catolicismo”, nº 197, mayo de 1967