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El Cisma Oriental

Crece el antagonismo entre Oriente y Occidente

Tras de la solución del conflicto iconoclasta, siguió un corto período de relativa paz. A ello contribuyeron los excelentes patriarcas de Constantinopla Metodio e Ignacio. Sin embargo, diversos motivos fueron aumentando el antagonismo de Oriente frente a Occidente, sobre todo la formación del Imperio occidental y las célebres cuestiones del Filioque.

Primera fase: Focio (857-886)

El año 857 fue depuesto el excelente patriarca Ignacio, por no ceder a ciertas exigencias de Bardas, valido del débil emperador Miguel III. En su lugar fue elevado Focio, hombre de grandes cualidades personales, pero sumamente ambicioso. Desde un principio intensificó la campaña contra Roma e hizo deponer al legítimo patriarca Ignacio; pero el Papa Nicolás I, el año 863, lo depuso a él y lo amenazó con la excomunión. Más aún: como en la cuestión sobre Bulgaria el Papa diera una solución contraria a Constantinopla, Focio se declaró en abierta rebeldía. En 866 publicó un célebre documento con todas las quejas contra Roma y, apoyado por el emperador Miguel III, en un sínodo excomulgó al Papa.

Concilio VIII ecuménico, IV de Constantinopla (869)

Pero ese mismo año de 867 subió al trono Basilio I, y Focio fue relegado a un monasterio,

mientras el legítimo patriarca, Ignacio, en inteligencia con el Papa, celebraba en 869 el Concilio IV de Constantinopla, que fue el VIII ecuménico. En él fue excomulgado Focio. Sin embargo, éste se supo ganar a Basilio I, y así, al morir Ignacio, en 877, fue repuesto en el patriarcado de Constantinopla. Pronto se puso frente al Papa, por lo cual, Juan VIII lo volvió a excomulgar en 881. Con esto se abrió de nuevo el cisma. Pero al subir al trono León VI el Sabio, en el año 886, fue depuesto Focio, y después de vencer algunas dificultades, se reanudaron las relaciones con Roma.

El cisma definitivo en 1054

Durante todo el siglo X y primera mitad del XI persistía el antagonismo y la oposición, más o menos latente. Bastó una sencilla sacudida para lanzar Oriente al cisma. Esta la dio el patriarca Miguel Cerulario. Después de una violenta campaña anti-romana, el año 1053 mandó cerrar todas las iglesias latinas. Entonces, el Papa León IX, bien informado de la situación, envió sus legados, los cuales intentaron entablar relaciones con el patriarca; mas como éste se declarara en rebeldía, lo excomulgaron en nombre del Papa. Era el año 1054. Con esto se abría el cisma. Miguel Cerulario murió en el destierro; pero el cisma fue desde entonces definitivo.

Santos insignes

San Germano de Constantinopla (+733), gran defensor de la fe contra los monoteletas e iconoclastas. San Metodio (+846), defensor en Oriente de los derechos del primado. San Ignacio de Constantinopla (+878), defensor de la ortodoxia frente a Focio.

Compendio de Historia de la Iglesia Católica

Bernardino Llorca, S.J.