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Rutilio Grande y otros tres mártires serán beatificados en 2022 en San Salvador

Los obispos invitan al pueblo de Dios a prepararse para esta esperada celebración cuya realización se había visto retrasada por motivos de la pandemia.

Los nuevos beatos

El padre Rutilio Grande sj, fue asesinado el 12 de marzo de 1977 cuando se dirigía a celebrar la Misa a El Paisnal. Le acompañaban Manuel Solórzano y Nelson Lemus. En el camino fueron emboscados y su carro ametrallado brutalmente. Fray Cosme Spessotto OFM., fue asesinado el 14 de junio de 1980 en el templo parroquial de San Juan Nonualco, donde fue párroco durante 27 años.

Rutilio Grande es reconocido en El Salvador por su vida entregada a la gente más humilde, en una época turbulenta en el país, y cuyo compromiso y defensa de los más pobres fue su sentencia de muerte. También es conocida la gran amistad que tuvo con monseñor Romero, San Arnulfo Romero, quien al conocer de su asesinato vivió un profundo dolor que acentuó su defensa por los más desfavorecidos.

El padre «Tilo», como era conocido por su gente, nació el 5 de julio de 1928 en El Paisnal, El Salvador. Fue en esta zona donde vivió toda su misión y compromiso, y donde volcó su vocación como jesuita. A su muerte, miles de personas asistieron a la eucaristía que presidió monseñor Romero en la catedral.

Esta ceremonia de beatificación ha sido esperada desde febrero 2020, fecha en que el Papa Francisco aprobó el decreto que reconocía su martirio, pero que fue postergada debido a la situación de emergencia por la covid-19.

El franciscano

Fray Cosme Spessotto, sacerdote franciscano, nació el 28 de enero de 1923 en un pequeño pueblo de la provincia de Treviso, Italia. En 1950 navegó desde el puerto de Génova a El Salvador. Fue párroco en San Juan Nonualco, departamento de La Paz, durante 27 años, donde construyó una nueva iglesia y fundó una escuela parroquial para más de mil niños.

Al padre Spessoto, al igual que a Rutilio Grande les tocó vivir los tensos y violentos años previos a la guerra civil que azotó el país durante doce años y que dejó más de 80 mil muertos y enormes pérdidas en infraestructura.

El sacerdote franciscano en varias ocasiones rechazó la toma de la iglesia de San Juan Nonualco, tanto por la guerrilla como por la Fuerza Armada. Fue asesinado por “odio a la fe” el 14 de junio de 1980 mientras oraba antes de celebrar la eucaristía. Antes de su asesinato el fray Spessotto escribió en su testamento espiritual «Morir como mártir sería una gracia que no merezco». Murió asesinado el sábado 14 de junio de 1980 hacia las 7 de la noche dentro del templo parroquial, donde se encontraba orando, frente al altar mayor.