A pleno sol, centenares de ceutíes peregrinaron hasta la ermita de San Antonio para celebrar una de las festividades con mayor arraigo en la ciudad. La tradición volvió convertir el entorno del edificio religioso en escenario de una bulliciosa concentración de personas que ya antes del mediodía comenzaron a ocupar el recinto.
Los sombreros distribuidos por la ciudad para guarecerse de un sol riguroso otorgó un aire de uniformidad a los asistentes, acentuado por el uso de los abanicos y las gafas de sol. Los más fieles a la tradición renunciaron a una jorna
da de playa que otros, más inclinados a disfrutar los baños en el mar, no dudaron aprovechar.
Los actos comenzaron a las doce con la celebración de un oficio religioso al que siguió la procesión de la imagen del santo por los alrededores. El reparto de los panecillos de San Antonio y la degustación de una paella popular completaron el ritual.
Sin embargo, el aspecto de los alrededores de la ermita podrá cambiar próximamente si, tal y como ha anunció ayer (13 de Junio) el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, se retomará un viejo proyecto encargado en 2011 al arquitecto Francisco Pérez Buades para el adecentamiento del mirador y el entorno del edificio religioso.
Desde los albores del siglo XVII
La tradición de la romería de San Antonio se remonta a los albores del siglo XVII, aunque una imagen del santo existía ya en su ermita en 1588, cuando el obispo Don Diego Correa ordenó que la cofradía la trasladase en sus vísperas a la Catedral para tener el espacio necesario para tan solemne festividad.
La actual imagen de San Antonio, datada en el siglo XIX, fue sometida a un trabajo de restauración en diciembre de 2003. La imagen del Niño Jesús, que portara San Antonio hasta los primeros años de la década de los 90 del siglo pasado, y que en la actualidad se encuentra al culto en una pequeña hornacina de la ermita data muy probablemente, según los restauradores, del siglo XVIII.
