Ríos desbordados
Ríos desbordados, carreteras destruidas y casas bajo el agua, es el resultado del paso de Eta por Nicaragua y Honduras. Las autoridades ayudan a quienes se han quedado sin hogar o atrapados por las fuertes lluvias en sus comunidades. Al menos una persona murió en Honduras y miles han sido evacuadas, según la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO).
El jefe de alerta temprana de la Comisión Permanente de Contingencias, Juan José Reyes, dijo a la Radio Progreso que los niveles de los ríos en el Valle de Sula se mantienen a tope, y si las lluvias siguen, los problemas podrán aumentar.
“El río Ulúa aumentó casi seis metros en su condición normal y el río Chamelecón aumentó tres metros. Esto hace que estemos en las capacidades máximas en el Valle de Sula”, dijo Reyes.
Obispos cercanos con las familias
En el mensaje el episcopado hondureño expresó su “comunión y cercanía espiritual en estos momentos de sufrimiento y preocupación, debido a los graves daños causados por el huracán Eta en la naturaleza, en las estructuras viales y habitacionales, así como los daños causados en las personas, especialmente en aquellas que han debido dejar su vivienda y ser recogidas en albergues”.
Los obispos invitan a los fieles, en la medida de lo posible, a tener “el cuidado necesario para cumplir las disposiciones básicas de bioseguridad” y de esa forma “prevenir los contagios” que se viven producto de la pandemia de la COVID-19.
Llamado a activar la pastoral social
En el mensaje, los obispos agradecen a los “párrocos su solicitud pastoral por las comunidades y les pedimos que en estas circunstancias incrementen su diligencia, juntamente con los equipos de pastoral social, para conocer los desastres que el huracán esté produciendo en su parroquia”.
Además, declaran que “será conveniente organizar las formas de ayuda ante las necesidades más apremiantes, juntamente con las autoridades locales, y coordinar estas actividades en el ámbito diocesano”.