Si una cosa, a mi parecer, ha dejado claro la crisis del “coronavirus” es la debilidad o incapacidad humana para enfrentarse a situaciones que superan los aspectos técnicos o de gestión de otro tipo de crisis, como puede ser la económica, que periódicamente sufrimos.

Cuando nos acercamos al mes de Mayo, a todos nos viene a la mente nuestra Madre la Virgen María, ya que, desde pequeños nos han inculcado que es así, y lo que se aprende de niño no se olvida nunca.

El 26 de Febrero, Miércoles de Ceniza, se inició el tiempo de Cuaresma, en el que la Iglesia nos recomienda reflexionar, especialmente, sobre nuestras vidas, para, en la medida de nuestras posibilidades e inquietudes, aprovechar para acercarnos más a Dios y a la práctica religiosa.

El 11 de Febrero, día de la primera aparición, conmemora la Iglesia la festividad de Ntra. Sra. de Lourdes, que se apareció a Bernardita Soubirous en una gruta de ese pueblo francés.

Cuando acaba un año, no acaba la vida para nadie. Es posible que en 2019 nos hayan cambiado las circunstancias de nuestras vidas, bien sea por el fallecimiento de un ser muy querido, lo que ha dejado un hueco en nuestras familias y nuestras casas.

El mes de Diciembre está marcado, en la Historia de la humanidad, por el Nacimiento de Niño-Dios, en el portal de Belén.