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Tu vida y un restaurante

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¿Qué es la vida? es una pregunta que se ha hecho la humanidad muchas veces a lo largo de la historia. Pedro Calderón de la Barca lo refleja muy bien en el monólogo de Segismundo en «La vida es sueño».

«[…]¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño:

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son».

Si preguntamos en nuestro entorno ¿qué es vivir?, las respuestas seguramente variarán mucho, pues la pregunta: ¿cómo se vive la vida? parece ser muy abstracta para ser respondida. 

Por eso, para profundizar un poco más en esto, les dejo un video que creo que retrata perfectamente cómo nuestra generación entiende la vida.

Analicemos un poco el video. En principio se supone que debemos sentirnos identificados con los clientes del restaurante, aquellos chicos jóvenes que entran a la vida a ver qué les puede ofrecer. En ese caso, la camarera sería “el proveedor”, quien tiene el poder de conceder los sucesos en la vida, Dios.

¿Cuál es la parodia que quiere resaltar este video? Parece ser cultura general de nuestra generación el “exigir nuestros derechos” y sopesar cada situación como si se tratara de una relación económica: ¿¡Qué son x años para llegar a CEO!? ¿Qué si sacrifico los partidos de béisbol de mis hijos para llegar antes? ¿Qué me compensa más, con qué gano más?, ¿unos partidos de béisbol o ganar más dinero? Se trata de una forma de entender la vida: yo escojo qué es lo que quiero en mi vida y voy por el camino sacrificando lo que a mí me parezca que no me aporte tanto, siendo Dios solo aquel que “me concede” mis derechos.

En efecto se trata de una parodia, ya que no hay nada que se pueda distanciar más de la vida misma. Creer que Dios solo es aquel que me concede lo que a mi parece, es un error muy común en nuestra época. Creer que si le rezo todos los días para que a o b sucedan, Dios no podrá hacer más que concederme mis deseos.

Diría que la vida es un regalo de Dios. Es un regalo para que hagamos de ella lo mejor que podamos. Un lienzo en blanco, para que, con las pinturas y brochas que Dios nos regala, pintemos una obra única.

La dinámica de la vida no se trata de “es mi derecho tener la esposa más guapa del mundo”,  sino, de admirar y conocer los elementos que forman parte de tu entorno, de tu personalidad, de tus habilidades y capacidades, y hacer de todas estas cosas una obra de arte. Dios no es un camarero indiferente que le da igual qué pides, cuándo y a costa de qué. Dios quiere, de la forma más profunda y auténtica, tu verdadera felicidad. Que te despliegues en tus dones y talentos, que limes tus defectos queriendo a los demás, y que disfrutes de la vida que Él te ha regalado de forma gratuita. Dios no te va a cobrar por cada milímetro de felicidad o por tus metas, lo ideal es que sepas descubrir, desde tu interior en la más profunda oración, la vida que Dios ha puesto en ti. Estamos llamados a la vida, a conocer cada aspecto de ella, y a vivirla con plenitud.

En conclusión, preguntemos a quien nos ha regalado la vida, de qué se trata, qué tanto se pueda hacer con ella. No entremos a la vida con nuestro menú predeterminado, listos a pedir. Esperemos mejor a ver qué tiene la vida que decirnos sobre la vida. Seguro es una propuesta mucho más interesante de lo que te puedes imaginar, algo que claramente no entra en tu menú.