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Stephen Hawking y su relación con la fe católica

Stephen Hawking y la fe católica

El famoso astrofísico Stephen Hawking falleció el 14 de marzo a la edad de 76 años. En medio de su declarado ateísmo y pese a que negó la existencia de Dios, presentamos algunos datos que lo relacionaron con la fe católica.

1.- La fe de su ex esposa en Dios salvó su vida

“¡Por favor, Señor, que Stephen esté vivo!”, fue la plegaria que Jane Wilde hizo en 1985, cuando le dijeron por teléfono que su entonces esposo, el famoso científico Stephen Hawking, debía ser desconectado del respirador tras quedar en coma por una neumonía.

Jane recuerda este episodio en su libro “Hacia el infinito”, donde cuenta que se aferró a Dios como tantas otras veces “para resistir y mantener la esperanza” frente al ateísmo ferviente de su esposo que despreciaba y se burlaba de sus “supersticiones religiosas”, porque “la única diosa de Stephen Hawking es y siempre fue la Física”.

Wilde recordó que los médicos suizos le dieron a entender que no había nada que hacer, y que si ella lo autorizaba desconectarían el respirador artificial para dejarlo morir con el mínimo dolor posible.

“Desconectar el respirador era impensable. ¡Qué final más ignominioso para una lucha tan heroica por la vida! ¡Qué negación de todo por lo que también yo había luchado! Mi respuesta fue rápida: Stephen debe vivir”, afirmó.

Los médicos realizaron una traqueotomía que salvó la vida del científico pero también lo dejó sin habla, obligándolo a comunicarse con la voz robótica de su sintetizador.

2.- Era miembro de la Pontificia Academia para las Ciencias

A finales de noviembre de 2016, Hawking llegó al Vaticano para dar una conferencia sobre el origen del universo, motivando varios cuestionamientos a la presencia del declarado ateo en el corazón de la Iglesia Católica.

El hecho no fue nada extraordinario, ya que desde hacía algún tiempo el astrofísico era miembro de la Pontificia Academia para las Ciencias, en la que participan 80 de los científicos más brillantes del mundo, y estaba en el Vaticano para su encuentro anual.

La religión no es un criterio de membresía en la Pontificia Academia de las Ciencias. El presidente de la institución, Werner Arber, Premio Nobel de Medicina de 1978, es protestante. También figuran entre sus miembros creyentes de otras religiones.

Esta política de membresía abierta existe porque la Pontificia Academia de las Ciencias está concebida como un lugar donde la ciencia y la fe puedan encontrarse y discutir. No es un foro confesional, sino un lugar donde es posible tener una discusión abierta y examinar los futuros avances científicos.

3.- ¿Su ateísmo estaba basado en la ciencia?

El canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, recordó que le preguntó a Hawking si había llegado a la conclusión que Dios no existe como científico o sobre la base de su experiencia de vida.

A la pregunta, explicó el Prelado, “Hawking tuvo que reconocer que su afirmación no tenía nada que ver con la ciencia”.

Mons. Sánchez Sorondo dijo además que “el científico descubre cosas que no había puesto ahí. Cuestionarse quién puso esas cosas ahí es un asunto teológico. El científico solo las descubre, el creyente ve en ellas la presencia de Dios”.

4.- Reconoció que un sacerdote es el padre de la teoría del Big Bang

Durante su conferencia en el Vaticano en noviembre de 2016, Stephen Hawking rindió homenaje al P. Georges Lemaitre, Presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias entre 1960 y 1966.

Hawking dijo que el sacerdote belga era el verdadero padre de la “Teoría del Big Bang” y no el físico George Gamow.

“Georges Lemaitre fue el primero que propuso un modelo según el cual el universo tenía un principio muy denso. Él, y no George Gamow, es el padre del Big Bang”, dijo.

5.- Se encontró con cuatro Papas

En el marco de su visita al Vaticano en 2016, Stephen Hawking fue recibido por el Papa Francisco, años atrás se encontró también con el Papa Emérito Benedicto XVI.

El astrofísico tuvo ocasión de conocer a San Juan Pablo y al Beato Pablo VI.