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San Antonio de Padua está muy presente en Ceuta a través de la Cofradía del Monte Hacho

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Historia y Devoción a San Antonio de Padua en Ceuta

El nacimiento de San Antonio de Padua en Lisboa, y su pertenencia a la orden franciscana, hace arraigar su devoción desde la conquista portuguesa de la ciudad en 1415.

Ceuta celebra y celebraba su día como festivo, y así se consigna en las Constituciones Sinodales de 1553 aprobadas por el obispo Jaime de Lancastre en Lisboa. Llegaron a coexistir dos ermitas y cofradías dedicadas al San Antonio de Padua:

Cofradía de la Ciudad: En una torre medieval existente en el barrio del Castillo, hubo una cofradía de escopeteros a caballo. Esta ermita se demolió con motivo del cerco de Muley Ismail en 1694, trasladándose la cofradía a la parroquia de los Remedios llegando a existir hasta bien entrado el siglo XIX.

Cofradía del Monte Hacho: Se funda tras la muerte del Obispo Gonzalo da Silva en 1645, confirmando su erección Antonio de Medina Cachón y Ponce de León en 1677, y es la que permanece en la actualidad.

 

La Ermita de San Antonio de Padua

La Ermita de San Antonio de Padua se halla enclavada en la cima del monte Hacho, lugar que ofrece la contemplación de unas vistas inmejorables de la ciudad y el estrecho de Gibraltar.
Las crónicas locales citan la existencia de la ermita del Tojal poco tiempo después de la conquista portuguesa. 

Es verosímil que la Ermita de San Antonio en el Monte Hacho de Ceuta se edificara en los primeros años después de la conquista en el 1415.
Dos razones o circunstancias coincidieron a que así sucediera. En primer lugar, la naturaleza de los conquistadores, que como es sabido eran portugueses, lo que hizo que se introdujera con ellos, fuertemente, la devoción del Santo lisboeta en la ciudad de Ceuta. En segundo lugar, los capellanes de la flota que les acompañaron pertenecían a la Orden franciscana, a la que San Antonio también pertenecía.

En el verano de 1545 el Vble. Padre Fernando de Contreras elige la ermita para retirarse a hacer penitencia, en uno de sus viajes para rescatar cautivos en Marruecos.

Ha sufrido varias reconstrucciones, como la de 1593 en la que se utilizó madera de los pinos del propio monte para las vigas; o la de 1749, tras la epidemia de peste, reinaugurándose con solemnes cultos religiosos y lidia de toros en las inmediaciones.
Arquitectónicamente el cuerpo del templo es de planta rectangular, de una sola nave, siendo de destacar las yeserías barrocas de la bóveda de cañón con lunetos, además de las columnas con capiteles corintios.
El retablo que alberga la secular imagen es de estilo neoclásico, predominando los colores verde y rojo, quizá como reminiscencia de la patria del Santo.
El atrio, la sencilla fachada y su espadaña, en la que predominan los colores ocre y blanco, ofrecen un aire de frescura al conjunto.

 

La Romeria a San Antonio de Padua

En el libro de la Cofradía del Glorioso San Antonio de la Almina aparece indefectiblemente cada año, en el mes de junio, una amplia partida para la celebración de su fiesta.

Como buena parte de las hermandades locales, la cofradía sufrió sus altibajos, no siendo esto óbice para que los ceutíes subieran a conmemorar la festividad del Santo lisboeta. Entidades e instituciones como la Congregación de la Juventud Antoniana, el Centro de Hijos de Ceuta y el Ilustrísimo Ayuntamiento han sido mantenedores de esta antiquísima tradición.

Cada 13 de junio, la milagrosa imagen de San Antonio de Padua  recibe visita de miles de devotos que suben hasta la Ermita para cumplir con una de las tradiciones más bellas de la ciudad. Una Misa a los pies de la Ermita, la procesión del Santo taumaturgo por sus alrededores, el reparto de miles de panecillos, degustaciones gastronómicas y espectáculos musicales son algunos de los ingredientes de esta entrañable romería.

Es de destacar la condición de casamentero que la religiosidad popular otorga a San Antonio de Padua. De ahí la curiosa tradición ligada a la Cruz del suelo del presbiterio, que las jóvenes casaderas usan para cumplir un ritual pintoresco.

 

La Sagrada Imagen de San Antonio de Padua

La talla del San Antonio de Padua venerada en la ermita del Hacho data del siglo XVII, posiblemente portuguesa. En el siglo XVIII se le colocan ojos de cristal, y se aplica la policromía que presenta en la actualidad.

A lo largo de los años ha sufrido varias intervenciones, más o menos acertadas, acometiéndose la más reciente en 2013 a cargo del Licenciado en Bellas Artes, D. José Manuel Cosano Cejas, devolviéndole a la imagen su aspecto original.

Se trata de una imagen vestidera de mediano tamaño, cuyos pies y piernas están encarnadas hasta las rodillas, y el resto del cuerpo está policromado en tono marrón oscuro, al estilo que comúnmente se denomina “de pijama”. Luce hábito franciscano textil. En sus manos sostiene al Divino Niño Jesús y un ramo de lirios que representa la castidad (voto de la orden franciscana junto a la pobreza y la obediencia). Sobre su tonsa cabeza fulgura una aureola de plata, símbolo de santidad.

En cuanto al Niño Jesús, muestra una belleza singular tanto en la expresión de su rostro, como en sus manos y vestido. En su cabeza luce las tres potencias y con la mano izquierda sostiene el orbe (o mundo) mientras bendice a la griega con la derecha. Aunque es talla completa y presenta ricos estofados, en ciertas ocasiones se reviste con túnicas pertenecientes a su ajuar.

 

El Camino de San Antonio de Padua

El entorno que hoy conocemos como parque de San Amaro ha formado parte, durante siglos, del trayecto tradicional que los devotos han seguido para cumplir sus promesas y postrarse ante San Antonio en su recoleta ermita.

En la actualidad se vuelve a poner en valor este itinerario, convenientemente señalizado con flechas con la leyenda “Camino de San Antonio”, retablos cerámicos con la efigie del Santo que “sacralizan” el espacio y dos paneles informativos que acercarán al peregrino devoto, al caminante o al turista a un lugar emblemático, donde la devoción antoniana continúa con arraigo entre los ceutíes.

El Camino de San Antonio tiene rango de sendero local, SL-CE 7, y se inicia en la puerta del parque de San Amaro finalizando en la ermita del Santo. Su distancia aproximada es de 1000 metros con desnivel de 130 metros de altura y dificultad baja. El tiempo estimado en recorrer este trazado periurbano es 30 minutos, ofreciéndonos un agradable paseo entre plantas, flores, animales y hermosas vistas.