Familias enteras peregrinan hasta lo más alto de un cerro en una pequeña localidad del país sudamericano.
“Termo, mate y adelante”, podría expresar cualquier uruguayo al inicio de un recorrido para llegar a los pies de la Virgen del Verdún, una imagen de la Inmaculada Concepción en la cima de un cerro de más de 300 metros de altura y que fue inaugurada a comienzos del Siglo XX.
Es que al igual que el mate –junto a ese recipiente hermético que sirve para mantener caliente el agua de la típica bebida del Río de la Plata y el Cono Sur, que tiene como uno de sus máximos promotores al propio papa Francisco-, caminar hasta el Santuario Nuestra Señora del Verdún se convirtió en una emotiva tradición uruguaya.
Esto sucede con mayor fe y devoción cada 19 de abril (fecha patria en Uruguay enmarcada dentro del proceso de emancipación), día en que miles de peregrinos provenientes de todo el país “se ponen en marcha” hacia este santuario en la ciudad de Minas, departamento de Lavalleja, una pintoresca localidad inmersa en la serranía uruguaya a 120 kilómetros de la capital, Montevideo.
Subir a la cumbre del Cerro Verdún, experiencia cargada de agradecimientos e intenciones, requiere de un esfuerzo y también valentía que dura unos 30 minutos, dependiendo del ritmo de cada persona, a lo largo de un camino empedrado.
Pero una vez en lo más alto, todo cambia, todo está en calma y se vuelve maravilloso. Llegar a los pies de la Virgen tiene su recompensa, además de la posibilidad de contemplar uno de los pasajes más bellos que ofrece el país sudamericano.
Más allá de la enorme imagen, en el lugar también es posible admirar desde el año 2015 la capilla “Madre de la Misericordia”, que es presidida por una talla de “La Piedad” de tamaño casi natural, al igual que un Vía Crucis cuya última estación, la Muerte de Jesús, está representada con tres tallas donde se destaca la cruz en el centro.
“Nos preparamos para recibir a miles de peregrinos para subir al cerro y agradecerle a la Madre tantos favores y poner en sus manos otras tantas intenciones: dificultades de salud, de trabajo, situaciones familiares complicadas”, comentó a través de sus redes sociales el obispo de Minas, monseñor Jaime Fuentes.
Desde el año 1901 hasta la fecha, la visita a la Virgen del Verdún se ha transformado en una de las peregrinaciones más famosas de Uruguay, un acontecimiento que congrega -generación tras generación- a familias enteras que suben al cerro para agradecerle a la Virgen o pedirle alguna cosa. Y este año no es la excepción. El propio obispo recordó, por ejemplo, que su abuelo, proveniente de Cádiz (España), conoció a su abuela en una peregrinación a la Virgen del Verdún.
Es por todo esto que esta Virgen, junto a las caminatas cargadas de anécdotas e historias, puede ser calificada como una fiesta de la fe que moviliza a Uruguay y que tiene su punto más alto el 19 de abril (pero con varias actividades y celebraciones antes y después). Sin dudas un auténtico “golpe” a la indiferencia religiosa que suele estar asociada a la hora de describir al país sudamericano.
