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La Virgen del Pilar nos ayuda a no desesperar ante las dificultades actuales

Jiménez Zamora Arzobispo de Zaragoza

La multitudinaria Ofrenda de Flores durante el Día del Pilar es el principal acto de una festividad en la que se rinde homenaje a la patrona de la Hispanidad no solo adornando su manto con miles de flores, sino también dentro del templo, donde como cada 12 de octubre, se celebra una solemne misa pontifical en honor a la Virgen del Pilar, también multitudinaria, y donde se mezclan expresiones de devoción y oraciones con acentos provenientes de diversos rincones del mundo.

A las 12.00, dió comienzo una ceremonia, a la que asistieron diversas autoridades civiles, militares, judiciales y académicas y en la que sonó por primera vez la ‘Misa en honor a la Santísima Virgen del Pilar’, compuesta por el director de Música de las Catedrales, José María Berdejo, cuyo estreno tuvo lugar este 12 de octubre.

Durante su Homilía, el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora ensalzó el valor de “esta grandiosa Catedral Basílica de Nuestra Señora del Pilar convertida en estos días novendiales y en el día grande del 12 de octubre en arca de salvación y puerta del cielo, en perfume de gratitud de la ofrenda de flores e incensario de plegarias marianas”.

Jiménez Zamora también recordó las palabras de San Juan Pablo II en su primera visita al Pilar, en el año 1982: “Esta herencia de fe mariana de tantas generaciones ha de convertirse no sólo en recuerdo de un pasado, sino en punto de partida hacia Dios. Las oraciones y sacrificios ofrecidos, el latir vital de un pueblo, que expresa ante María sus seculares gozos, tristezas y esperanzas, son piedras nuevas que elevan la dimensión sagrada de una fe mariana”.

“La Virgen del Pilar nos ayuda a no dejarnos dominar por el miedo ni a desesperar ante las dificultades actuales. Nos anima a comprometernos en la reconstrucción de un mundo nuevo en paz y reconciliación, en justicia y en solidaridad, sin violencia y sin terrorismo que mata al ser humano imagen de Dios. Nos exhorta a vivir en la patria común de todos, que es España. Una nación unida por vínculos de fe, historia y proyecto común”, manifestó el Arzobispo en referencia al clima que atraviesa España en este momento.

“Hoy Zaragoza es un inmenso mar de amores y de flores, pero porque está en medio la Virgen, la Madre que nos dejó su Pilar como presencia. Sin Pilar, no hay Pilares afirmó. Nuestra Madre, la Virgen del Pilar ha estado siempre presente en la historia de nuestros pueblos y de nuestras gentes de Aragón, de España y de la Hispanidad. Ahora desde el cielo sigue siendo abogada en nuestras necesidades materiales y espirituales”

Jiménez Zamora añadió que “bajo la protección de la Virgen del Pilar queremos edificar una Iglesia de ‘puertas abiertas’, acogedora, comunitaria, sencilla... Nos proponemos desarrollar una pastoral misionera al encuentro de las personas, especialmente de los jóvenes y de las familias, con nuevos lenguajes”.

Durante la Misa también tuvo muy presente el Papa Francisco, a quien se refirió en varias ocasiones durante su Homilía, la cual concluyó con la súplica final: “Que tu santo Pilar siga siendo raíz y fortaleza de la fe católica en España. Santa María del Pilar, Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros”.

La Misa pontifical terminó entre aplausos, tras el himno a la Virgen del Pilar, interpretado por la Escolanía de Infantes, la Capilla de Música Nuestra Señora del Pilar, la Orquesta Cantantibus Organis, Juan San Martín Guerrero al órgano y la dirección de José María Berdejo, que emocionó a los cientos de fieles que se congregaron en la Basílica del Pilar.