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La película de la semana: Begin Again (2013)

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En estos días es raro encontrar una película en donde un hombre y una mujer mantengan una relación, llámese amistad o noviazgo, sin recurrir al sexo. «Empezar otra vez» o «Begin again» (en su idioma original) es un ejemplo de ello.

Sin embargo, John Carney, el escritor y director de esta cinta, apuesta por contar una historia diferente, donde los dos personajes principales se cruzan en momentos críticos de sus respectivas vidas: Gretta (Keira Knightley) acaba de romper con su novio (Adam Levine) después de 5 años juntos, en los que la música era su pasión en común. Ambos se aventuran a viajar a Nueva York, donde él comienza su carrera musical y, una vez allí, seducido por su nueva vida, rompe con Gretta y también con su corazón. 

Dan (Mark Ruffalo) es ante los ojos del mundo un fracasado: un alcohólico que vive separado de su esposa desde hace un tiempo, y cuya relación con su propia hija adolescente va cada vez peor. Es un productor musical con un pasado exitoso, pero que ha perdido el buen olfato profesional y por ello es despedido. 

Ambos protagonistas coinciden “por casualidad” en un bar, la noche en que todo cambió para ellos. Y es en ese encuentro cuando sus vidas empezarán otra vez. 

1. Ten calma, el tiempo de Dios es perfecto

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Al final del peor día de su vida, un abatido Dan se topa en el subterráneo con un hombre que predica sobre Dios. Éste cuenta que hubo un momento de su existencia en que creía que no había esperanza ni respuestas, y luego sintió cómo Dios lo ayudó: «Tal vez Dios no siempre se ajuste a nuestros tiempos, pero siempre llega a tiempo», esta idea será clave en el desarrollo de la película. 

Dios es perfecto en su tiempo y actuar. Pero a veces todo se nos junta: los problemas domésticos, laborales o académicos, los de salud, con nuestras amistades, etc., y no nos ha de extrañar que incluso nuestra fe se vea golpeada, provocando que nos cuestionemos dónde está Dios y por qué no nos socorre. Pero Él siempre oye nuestros lamentos –no hay cosa que lo conmueva más que el vernos así–. A veces, nos responde rápidamente con una solución, otras, tiene que pasar lo “peor” antes, pero, de una u otra forma, siempre responderá. Y cuando contesta –si lo sabemos escuchar y percibir– nos asombraremos por su Divina Providencia. Vale recordar su Palabra en Eclesiastés 3, 1-15; y Mateo 6, 25-34. 

2. La amistad, valioso tesoro

En primera instancia, se podría creer que esta película no es más que otra comedia romántica. No obstante, aparte de los temas amorosos, en ella se expone y refuerza el concepto de un verdadero amigo: aquél que te acompaña en los buenos y malos momentos; aquél con quien puedes divertirte, simplemente, escuchando una buena canción; aquél que te escucha y busca comprenderte; aquél que te recuerda lo especial que eres; aquél con quien puedes ser tú sin temor a que te juzgue; en fin, aquél con quien sientes la compañía de Dios. Sí, porque Jesús se hace presente también en los buenos amigos. Él es modelo de la amistad perfecta y desinteresada, como nos lo dice en el Evangelio según san Juan 15, 14-15. 

3. Aprendamos a perdonar y a dejar ir

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Sin tanto enredo, esta producción deja un final con doble lección de amor: saber perdonar y saber dejar ir. 

Saber perdonar, porque el único amor perfecto es el de Dios hacia nosotros. Todo matrimonio tiene sus altibajos. El tropiezo que tiene el matrimonio de la historia no es ajeno a nuestras realidades y, sin embargo, aunque en la película no se menciona el aspecto sacramental, el final de esta pareja es un ejemplo a seguir, sobre todo, en estos días en que se desechan fácilmente relaciones comprometidas ante Dios. 

Saber dejar ir, porque, aunque hayan sido muchos los momentos felices en un noviazgo, se trata de conocerse y de que sea mutuo el amor y el desapego, dones indispensables de un futuro matrimonio, ya que «el hombre abandona a su padre y madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne» (Libro del Génesis 2,24). 

4. Talento y sencillez van de la mano

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Dios les regala talentos a todos sus hijos. Nuestra tarea está en descubrirlos y saberles dar buen uso, pues se trata no sólo de explotarlos, sino de hacerlo con humildad sin buscar engrandecernos solos. Esto es algo que se aprecia con el personaje de Gretta, quien, aun siendo muy talentosa y guapa, no pretende hacer alarde de sus cualidades. Al contrario, es auténtica y sencilla. El sorprendente final en medio de los créditos es muestra de ello. 

El afán de sensacionalismo del mundo crea una cultura del descarte. Dan, quien al inicio asume ese modo de vida, tirando literalmente, el esfuerzo de otros a la calle, termina por vivir en carne propia esa desvalorización de talento. Dios también nos ha encomendado talentos, a todos y es nuestro deber de caridad valorarlos en cada una de las personas que se cruzan en nuestro camino, como podemos leer en la parábola del Evangelio según san Mateo 25, 14-30.