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La colección más grande de reliquias católicas está en una capilla dedicada a San Antonio

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La colección pública más grande de reliquias católicas del mundo está en Pittsburgh, EE.UU. Es la mayor colección de reliquias fuera del Vaticano, y la mayor colección de reliquias por metro cuadrado en el mundo.
Se conserva en una Iglesia construida en los 1880 por el Padre Suitbert Mollinger, quién era en ese momento el Pastor de la parroquia del Santísimo Nombre de Jesús en el barrio de Troy Hill.
La Capilla, dedicada a San Antonio, tiene más de 5.000 reliquias católicas; la mayoría autenticadas.
Causa un suspiro de admiración entrar y ver repisas de piso a techo llenas de reliquias, partes del cuerpo y posesiones de Jesús, María.
Y de una larga lista de apóstoles, mártires y santos, confesores, viudas, monjes penitentes, eremitas y vírgenes, según lo informado por Carole Brueckner, directora de la Capilla de San Antonio y unade sus varias guías de turismo.

DONDE ESTÁN LAS RELIQUIAS
La Capilla de San Antonio había sido diseñada para servir a cerca de 50 familias de origen mayoritariamente alemán.
Se encuentra en una calle tranquila en el barrio de Troy Hill de Pittsburgh.
Sin embargo peregrinos de todo el país iban a buscar la ayuda del famoso “sacerdote-médico-sanador” de la iglesia, el Reverendo Suitbert Godfrey Mollinger. En el momento de su muerte en 1892, había acumulado más de 5.000 reliquias, la colección más grande del mundo fuera del Vaticano.
El número exacto es “un poco más de 5.000”, dijo Carole, y están conservadas en más de 800 relicarios de oro y joyas incrustadas.
Estos fueron muchos más, pero los herederos de Padre Mollinger vendieron todo lo que tenía valor comercial.
El gran volumen de restos santos está aquí y no en el Vaticano.
La parroquia conserva la mayor colección privada de reliquias católicas en el mundo, gracias a la agitación política europea del siglo XIX.
Y por la decisión del padre Suitbert Godfrey Mollinger, que usó su fortuna para comprar las reliquias que estaban siendo destruidas.

QUIEN FUE EL PADRE MOLLINGER
Este cura profundamente venerado era un hombre alto con una larga barba del viejo mundo y una gorra tipo birrete sobre la cabeza.
El Padre Mollinger era el pastor de la parroquia del Santísimo Nombre de Jesús, que era de una congregación sin consecuencias en lo que entonces era el distrito norte de Pittsburgh.
Un periódico de Pittsburgh lo describió como “un gigante física y mentalmente”, “de carácter fuerte”.
Su reputación surgió en parte de lo que la actual presidente de la capilla Carole Brueckner llama su “manía inusual” de recoger reliquias de santos católicos.
Las razones detrás de la misión de Mollinger siguen sin estar claros.
Él nació en una familia rica en Bélgica en 1828, y su padre murió cuando él tenía 8 años de edad.
Cuando era un joven, su madre lo envió a la gran gira habitual de Europa.
Durante el cual se alentaba a los aristócratas de elegir su profesión antes de asistir a la universidad.
Mollinger eligió la medicina, y se convirtió en un médico practicante.
En 1852, empezó a entrenarse para el sacerdocio en un seminario.Dos años más tarde, a los 26, perdió a su madre.
La muerte de sus padres dejó al joven Mollinger con una gran herencia.
Brueckner especula que “era una persona tan decidida que iba a lograr algo” con ella.
En 1854 un Obispo lo reclutó para el trabajo de misión en América.
El Rev. John Toohill Murphy, presidente de Pittsburgh Catholic College, proclamó que San Antonio y el Padre Mollinger habían sido capaces de “restaurar al mismo tiempo la vida espiritual que se había perdido, y devolver la salud corporal que había decaído”.
La fortuna familiar la utilizó para adquirir miles de reliquias de iglesias y monasterios de la caótica Europa de mediados de la década de 1800. “Él las rescató”, dijo Carole sobre las reliquias porque “la mayoría de ellas habrían sido destruidas”.

CÓMO CONSIGUIÓ LAS RELIQUIAS EL PADRE MOLLINGER
Europa era un caos en esa época.
Los Estados-nación se estaban formando, y el italiano Giuseppe Garibaldi y el canciller alemán Otto von Bismarck estaban conduciendo campañas anticatólicas. Las reliquias cristianas eran confiscadas, profanadas e incluso destruidas.
Muchas terminaron en el mercado abierto. Se vendían en las esquinas o se empeñaban en las casas de empeño.
Era el equivalente religioso de una venta de liquidación.
Cuando Mollinger se enteró de las cantidades masivas de reliquias sin hogar en Europa, él personalmente las compró con sus propios fondos.
No fue demasiado esfuerzo encontrar reliquias para comprar.
Cuando se corrió la voz de que un cura de Pittsburgh quería rescatar las reliquias, los católicos europeos buscaron a los agentes que había contratado, pensando que era mejor y más seguro enviar las piezas a América que correr el riesgo de su destrucción en Europa. Mollinger insistió en que todas las reliquias vinieran a él con papeles de autenticidad, certificados por un obispo y dos testigos.
En 1880, la colección de reliquias en San Antonio había crecido tanto que se hizo necesaria una nueva capilla. Y Mollinger pagó por ella para albergar las reliquias.

QUE RELIQUIAS TIENE LA CAPILLA
El altar de San Antonio ofrece una estatua en retroiluminación de su homónimo del siglo XIII.
Y relucientes vitrinas de relicarios de oro se alinean en las paredes hasta el altar.
La capilla de Mollinger es supuestamente el hogar de 22 astillas de la Vera Cruz (en la que Jesús fue crucificado), un trozo de velo de la Virgen María, y los huesos de los 12 apóstoles de Jesús.
Su reliquia más preciada es un molar de San Antonio, la única parte del santo que se mantiene fuera de la ciudad de Padua, Italia.
Hay cráneos de varios santos, algunos de ellos vírgenes decapitadas.
Entre ellos los cráneos de San Macario y una santo llamado Stephana; cráneos de los compañeros mártires de Santa Úrsula, el cráneo de San Teodoro.
Y restos de esqueletos completos, como el de San Demetrio, que se encuentra en un sarcófago de cristal bajo el altar.
Un relicario muestra astillas de hueso de cada uno de los Apóstoles – no es una colección fácil de montar. Hay dos piezas de la mesa de la Última Cena y una espina de la corona de espinas.
Relicarios en forma de pequeñas catedrales contienen los huesos de al menos tres papas.
Algunas de las reliquias, dijo Carole, pueden documentarse a través de los registros de la Iglesia antes del año 500.
Y todas ellas están donde el Padre Mollinger las colocó, hace más de 130 años.
El Padre Mollinger no era un registrador meticuloso.
Por lo que la capilla no completó su inventario de las reliquias hasta mediados de la década de 1990 (se puede comprar la lista de las reliquias en la tienda de regalos).
Algo que no es una reliquia pero es de un valor impresionante son estaciones anatómicamente correctas y de tamaño casi natural de las estaciones de la cruz importado de Múnich y hecho por el Establecimiento de Arte Real Eclesiástico de Mayer.
Así como hermosos vitrales.

EN LA ACTUALIDAD
Después que Mollinger murió en 1892, las multitudes dejaron de venir.
En la década de 1970, cuando Pittsburgh estaba luchando con una recesión, la capilla cayó en tan mal estado que la diócesis consideró cerrarlo.
Un grupo de feligreses interesados formó un comité para recaudar fondos para restaurar la capilla a su belleza original.
La restauración se llevó a cabo completamente por donación. Y para 1978 la restauración tan necesaria estaba completada.
Ha habido un tímido resurgimiento de peregrinaciones que atrae a un pequeño pero constante flujo de visitantes.
No hay ningún cura sanador, pero alrededor de 15 a 20 personas van cada día para recorrer la capilla o a orar en privado.
Los martes recitan la novena a San Antonio.
Carole Brueckner dice que los turistas comentan a menudo sobre la atmósfera. “Muchas personas me han dicho que sienten una presencia cuando están allí”. Carole dijo que si un visitante quiere venerar una reliquia específica, el guía puede mirar en el catálogo y señalar su ubicación.
El padre Mollinger murió sin dejar un testamento y sus herederos se abalanzaron sobre la capilla y la despojaron de sus lámparas de araña de cristal, sus candelabros de altar de onix, y todos los artículos que pudieran ser vendidos.
Y algunos otros bienes fueron vendidos posteriormente a los feligreses del Santísimo Nombre en una suma que equivale a alrededor de U$S 800.000 a valor actual.